Manchados de sangre inocente

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En el puerto de Barbate (Cádiz) en la trágica noche del pasado viernes se produjeron unos hechos más que criminales, cuando unos valientes Guardias Civiles estaban persiguiendo en una zodiac de cinco metros a unos narcotraficantes que llevaban una narcolancha de catorce metros de eslora, es decir, tres veces superior a la de la Guardia Civil. Las cinco patrulleras, las únicas capaces de plantar cara a los narcos, estaban averiadas algunas desde hacía tiempo por falta de dinero. Después de algunas vueltas en el interior de una parte de dicho puerto, los narcotraficantes arrollaron intencionadamente a la neumática de la Guardia Civil pasándoles literalmente por encima e incluso fueron jaleados desde tierra por una escoria inhumana de jóvenes con intereses económicos en el tráfico de drogas. Dos Guardias Civiles, D. David Pérez Carracero y D. Miguel Ángel González Gómez, fueron asesinados en el acto y otros quedaron gravemente heridos. Es la crónica de unas muertes anunciadas. Kiko “El Cabra” era el que pilotaba la embarcación de los narcotraficantes asesinos. Digo asesinos, porque fueron dos asesinatos en toda regla, cometidos al menos con alevosía. Así es como deben calificarse los luctuosos hechos. No como dijo Sánchez “muertos”. No hay palabras para describir unos hechos tan abominables.

La Jueza de Instrucción nº 1 de Barbate decretó la prisión provisional para los seis tripulantes de la narcolancha, pero dejó en libertad a los detenidos que les aguardaban en tierra para ayudarles en su huida, que fueron a Sotogrande en coche a buscar a los asesinos. La verdad es que no entiendo esta decisión judicial, dado que estos últimos estaban colaborando en su escapada, además de  formar parte de una organización criminal. Son los que arropan a los criminales y ahora están investigados por los delitos de encubrimiento y de resistencia grave a agentes de la autoridad, además de contar con antecedentes por tráfico de drogas.

Desde hace décadas en el sur de España, especialmente en la costa de Cádiz, el narcotráfico está presente en la vida de los ciudadanos, que soportan un elevado índice de paro con más del 30%, no digamos el juvenil que supera el 60% por ciento en algunos  casos, unido a un  abandono escolar más que preocupante. Precisamente, la Fiscal Antidroga de Cádiz, Ana Villagómez dijo estos días que “Las narcolanchas campan a sus anchas en todos los muelles. Llevamos diciéndolo mucho tiempo. No disponemos de ls medio adecuados”. A tal respecto, debemos recordar que en julio del año 2018 se creó el Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON) Sur, integrado por más de 150 agentes especializados en la lucha contra el tráfico de drogas, blanqueo de capitales, crimen organizado y corrupción, que tantos éxitos tuvo en detenidos e incautaciones de alijos de drogas y demás delitos. Estaba operativo las 24 horas al día los siete días de la semana. Pues bien, en septiembre de 2022 el Ministro Marlaska decidió prescindir de   dicho grupo de élite, a pesar de sus espectaculares estadísticas, que fue celebrado por los traficantes,  sin comunicárselo a la Fiscalía según reconoció recientemente el propio Fiscal General del Estado. Su desmantelamiento provocó que las incautaciones de droga se desplomaran y dio nuevas alas a los narcotraficantes. Entonces, nos deberíamos preguntar

 ¿Qué intereses espurios hay detrás de la desarticulación del OCON-Sur?

Puesto que los clanes de la droga volvieron a tomar el control superando en medios materiales a los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado.

Pero volviendo a los hechos luctuosos del pasado viernes debemos preguntarnos: ¿Quiénes fueron los mandos que ordenaron a los Guardias Civiles ir con una zodiac de cinco metros al puerto de Barbate, donde se conocía que en uno de sus muelles estaban atracadas hasta seis narcolanchas protegiéndose del temporal, a paralizar a una narcolancha de catorce metros? ¿Cómo es posible que con este inútil medio se ordenara a los agentes enfrentarse a una embarcación que les triplicaba en eslora? ¿Cómo es posible que no se evaluase el peligro al que se le exponía a los agentes sin un mínimo de seguridad? ¿Cómo es posible que cinco embarcaciones de la guardia civil estuvieran en desuso desde hace meses por su falta de reparación?  Como ha dicho en un vídeo Pilaru Ramos homenajeando a los asesinados: “Qué injusto  es entregar la vida de esta manera, con tanta desigualdad (…) Qué miserable el que manda a la guerra a sus hombres a enfrentarse con esta desigualdad. Cuánto más os queda de pasividad, codicia, vileza y miseria moral por vuestra pertinaz dejadez política”. Después, incluso la propia Dirección General de la Guardia Civil ordenó el domingo pasado que declinasen la invitación para guardar un minuto de silencio por los caídos, aunque más tarde rectificó. Por todos estos motivos y otros muchos, Marlasca y otros mandos deberían dimitir, dado que desde hace tiempo estaban avisados de que iba a ocurrir una desgracia, como lo piden JUCIL, AUGC y la AEGC, entre otras asociaciones de la Guardia Civil. También los sindicatos policiales han mostrado su indignación. Las muertes se podían haber evitado con más medios humanos y materiales reiteradamente exigidos. De esta forma, se hubiera evitado que ahora, algunos por acción y otros por omisión, estén manchados de sangre inocente.

AUTOR: MANUEL NOVÁS CAAMAÑO | ABOGADO

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