Macarena Olona, la política y otras cosas

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Menos mal que de vez en cuando uno tiene la suerte de cara. Iba yo con una depresión de caballo y, de pronto, se me apareció la Virgen de Fátima, la de Lourdes y alguna otra, como al cubano de “El gato tuerto”, aunque luego tirara todo por la borda fruto de su testosterona y de la Justicia – lean el libro si quieren, que no voy a dar más datos-. Me tropiezo en Luceros con una antigua amiga  – ella bastante más joven porque gente más vieja que yo no conozco a nadie, estando, como estoy, en las últimas, a punto de entregar la cuchar como los ciclistas en el Puerto de la Paramera-. Me la encuentro y me salta al cuello alborozada. Le doy tres besos, tres, en la sien, como los manchegos, sonoros y apretados. Muy seria me pregunta  ¿Sabes lo que me recuerdan tus besos?  Me vengo arriba y pienso que me va a decir que le recuerdo a George Clooney, por lo menos, o a Brad Pitt, no sé algún tío famoso y buenorro. Muy seria me suelta: me recuerdan a mi abuela. Ya me ha pasado esto otra vez. Un día que una chica guapísima me paró en plena calle y me dijo: ¿Me puedo hacer una foto con usted?. Mala cosa cuando te hablan de usted en la calle porque el paso siguiente es ayudarte a cruzar la acera. ¡Claro! Contesté. Tras hacernos la foto me soltó: la quiero para mi madre que es muy fan de usted, lee todos sus artículos y llo escucha siempre en Onda Cero. Una me pide una foto para su madre y a otra, mis besos, le recuerdan a su abuela. ¿Cómo voy a sobrevivir sin anafranil en vena u otro antidepresivo de última generación?

Menos mal que Lola Peña y Begoña Méndez, me han sacado del pozo. Cuando menos lo esperaba suena mi móvil  – no suena nunca, el muy cabrón. Antes tan solicitado y ahora no me llaman ni las ánimas benditas el día de difuntos. Sé que quieren pillarme a traición y por el procedimiento del descuido.

Me invitan a comer en Teselas, que es un sitio de mucha alcurnia en donde el cocido y el rodaballo lo bordan, a una comida del Rotary Club Lucentum. Voy encantado aun a riesgo de que todo me sepa a trapo y me deje un regusto a gorra en la garganta.

Me maqueo, me petróleo para evitar  que Raquel, una chef omnipresente, me impida el paso diciendo que ese no es el día nacional de la caridad y que no es hoy cuando toca sentar un pobre a la mesa. Me subo el dobladillo del pantalón para que el amor de mi vida no diga que soy un cateto con el camal arrastrando.  me doy una vuelta por la terraza  – ¡qué vistas tiene ese sitio al Puerto de Alicante y a la Explanada, que lujazo!- levanto la cara orgulloso como si yo fuera alguien, pero no conozco ni a Dios. Todo gente bien, montada, con trajes a medida y con marcas de cojones. Tengo que esconder la etiqueta que me asoma del jersey y que pone “Made in mercadillo de Babel”.¡Mecagoentoloquesemenea, qué pollas!

Me pongo serio porque me han colocado en una mesa con unas señoras de mucho postín y tengo que dar la impresión de tener clase. A la comida – me pongo serio definitivamente- viene Macarena Olona. Me suena esta señora. Yo la he visto en algún sitio.

Ando algo despistado de la política pero, cuando la veo, su imagen me impacta. Se acabaron las bromas y me arranco de una vez la etiqueta “made in mercadillo de Babel” que no deja de asomar por la manga derecha.

Esta señora – guapa, elegante, con clase, que habla con dulzura y no tiene para nada la imagen de facha furiosa que le han dado- hace que impere un silencio casi reverencial con su discurso. Me quedo eclipsado oyéndola. Definitivamente no es la ultraderechista que han vendido podemitas – yo los he votado tres veces y entono el mea culpa-, feminazis, progres y miembros de la caverna rogelia.

Esta mujer ha escrito un libro- “Soy Macarena. Mis vida, mis ideas, mi camnio”, de clarísimos tintes autobiográficos-  y viene a presentarlo. La diferencia es que este libro lo ha escrito ella y, según parece, Sánchez no. Tampoco ella ha copiado el título y Sánchez si, a una escritora alicantina de apellido Asensi. Ayyyyy señor, llévame pronto, aunque sea al lado de Alfonso Guerra, de Belloch y de Rodríguez Ibarra, para encontrarme con alguien de mi cuerda y no sentirme huérfano.

Macarena se hace con el auditorio en cinco segundos. Tal vez en tres. Habla con “auctoritas”, pero sin alharacas ni autoritarismo, dulce y suavemente. Yo esperaba encontrarme a una mitinera rabiosa y ultra, intentando dar palos a distro y siniestro, y me tropiezo a una mujer que trasmite encanto y equilibrio. No la había visto hasta ahora y no creo que la vuelva a ver. No existe el menor intento de compincharme para nada.

Habla de su padre y pasa como de puntillas por el tema. No sé por qué me da en el olfato…una figura con ciertos problemas. Como tantos otros padres, incluido el mío. Habla de concordia y conciliación y no deja a nadie indiferente.

Esta mujer tiene un plus clarísimo comparada con el noventa por ciento de los políticos que conozco: No necesita la política para vivir. Tiene la vida mucho más que resuelta. Hizo Derecho con premio extraordinario de fin de carrera  – un aval serio intelectual y la boral- y aprobó la oposición de Abogado del Estado, casi nada. No es una oposición de tres al cuarto. Hay que machacarse los codos y tener la cabeza en su sitio.

Los Abogados del Estado son punta de lanza para entrar en el cuerpo a cuerpo, defendiendo al Estado cuando han sido inútiles otras estrategias. Yo les estoy agradecido eternamente  – Hilda Pérez Guardiola, jefa de la abogacía en Alicante-  me defendió y ganó cuando un grupúsculo, una célula fascistoide me busco las vueltas de la forma más ruin por defender el interés público. Ganó. Ganamos y los condenaron en costas dejando claro el inmenso magistrado, su mala fe procesal. Aun veo a alguno por ahí, como alma en pena y arrastrando su vergüenza con la vista baja.

He notado una conexión instantánea con Olona. Ella ha estado bastante tiempo breándose con la intolerancia y el cerrilismo en el País Vasco. Yo también estuve allí una temporada breándome con las ideas obtusas y prefabricadas, buscando crear una ideología perpetua, de los Terneras, los Txiquierdis, los Arzallus, los Oteguis y los Puigdemones de turno. Buscan poder, solo eso. Nada más que eso. La voluntad de poder de que hablaban los filósofos alemanes,Nietzsche el primero y unos cuantos detrás de él.   Sé lo que es eso y lo que esta mujer  – en su nivel, muy superior al mío- ha tenido que pasar. Lean, si quieren enterarse, a demás del libro de Macarena, “De prisiones, putas y pistolas” y “Una vida a larga distancia” de Juan Alberto Belloch. Ahí queda la película bastante clara.

Como el libro de Olona tiene tintes autobiográficos clarísimos no pueden faltar las intrigas y las puñaladas por la espalda. Los embarques diabólicos y el dejarte colada de la brocha en el momento clave. Tampoco como se revuelven las organizaciones cuando sienten que las haces tambalear. Macarena da la impresión de ser una mujer valiente que los tiene bien puestos. “Mi entrada en la política supuso una merma de ingresos de veinte mil euros. Me pusieron en la tesitura de elegir entre mis principios y….“ Y eligió dejando el partido en el que había entrado. “Mi equivocación – afirma- no fue salir de Vox sino la deriva de un partido que no me representaba”.  Exactamente lo mismo que muchos  – si quieren doy unos cuantos nombres – que andan todo el día arrastrándose para ver de dónde pillan y cómo sobreviven sin haber aportado jamás nada porque, fuera de la verborrea política no tienen ni donde caerse muertos. Sin oficio ni beneficio, grandes supervivientes que dan la razón a Darwin por su capacidad de adaptación desde la nada de sus conocimientos y sus aptitudes para cualquier cosa que no sea intrigar, pasear el folio, pontificar vacuamente y hacer pasillo a ver qué cae.

Me ha gustado el espíritu de pelea de esta mujer y no destripo más del libro porque lo que tienen que hacer es leerlo.

Salgo de Teselas escopetado para escribir esta crónica antes de que se enfríe y se me olvide, que ya se sabe cómo los ancianos hacemos aguas por doquier, y me doy de bruces con la cruda realidad:

Sánchez va a ir  – lo niega pero va a ir- a Bruselas a entrevistarse con Puigdemont. He ahí lo nunca visto. En 2021, en la isla de La Palma, Sánchez dijo que Puigdemont tenía que volver para comparecer ante la Justicia. Las tornas han cambiado y él va a buscarlo para cogobernar el país. ¡Qué razón tenía Kubati, antes terrorista y ahora también hombre de Estado, cuando me decía en la enfermería de la cárcel de Burgos, congelada y pestosa: usted no se engañe, en política, nunca jamás quiere decir que no en los próximos diez minutos! Sabio Kubati. Ahí lo tienen dirigiendo el cotarro.

Miriam Nogueras incendia el patio. ¡Hay que juzgar a varios jueces con nombres y apellidos! Ya tenemos el lío y ya vemos quien manda aquí. La ordenanza de Puigdemont deja clara su actividad y cómo va a ir la legislatura, por si no lo teníamos claro. Todos a sus órdenes

Autor: Manuel Avilés

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