La mano que mece el cambio climático

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Como muchas expresiones idiomáticas utilizadas en la cultura popular, “la mano que mece la cuna” se ha utilizado tanto en títulos de películas como de canciones. Quizás el uso más significativo de esta frase sea el título del poema de 1865 de Willian Ross Wallace “la mano que mece la cuna que gobierna el mundo”, es similar al título completo. En el ámbito político y social se utiliza para referirse a la influencia que ciertas personas o grupos tienen sobre el sistema de políticas o los eventos que ocurren en la sociedad. Es una estrategia muy empleada por la élite empresarial o política para controlar a las masas (los borregos), como ya lo decía el filósofo estadounidense Joseph Overton, y dirigirlas hacia el lugar que mejor sirva a sus intereses.

Pues bien, desde hace años, día tras día, hora tras hora, los correligionarios del cambio climático nos bombardean con su apocalipsis climático silenciando las opiniones de la comunidad científica que lo desmiente. A tal respecto, recientemente más de 1.600 científicos de todo el mundo, entre ellos, los premios Nobeles de física (Ivar Giaever y Jhon F. Clauser) han firmado la Declaración Climática Mundial, que afirma “NO HAY EMERGENCIA CLIMÁTICA. NO EXISTE UNA CRISIS CLIMÁTICA”, criticando severamente al ecologismo que anuncia terribles catástrofes naturales derivadas del calentamiento global que causa el hombre por las emisiones de CO2 a la atmósfera. La declaración, auspiciada por la fundación CLINTEL, señala que las apocalípticas predicciones climáticas que reiteradamente propagan políticos y medios de comunicación se basan en modelos informáticos realizados por humanos que introducen datos, hipótesis y modelos equivocados. No reales.

Llegados a este punto, veamos tan sólo unos antecedentes, según los expertos la edad de la Tierra es de unos 4.500 millones de años. La vida apareció en la Tierra hace 3.700 millones de años y los homínidos hace 4 millones de años. La tierra Primitiva tardó unos 700 millones de años en moderar sus altas temperaturas, debidas a la gran cantidad de meteoritos y la elevada radioactividad. El sol enviaba un 20% menos de energía. Debido al efecto invernadero de una atmósfera con una alta concentración de CO2 las temperaturas eran altas y también había una alta concentración de metano. Todo ello estaba aconteciendo y el hombre aún no había aparecido por la faz de la Tierra. También,  debemos resaltar que en el último Máximo Glacial, hace 18 mil años, las aguas de los océanos estaban unos 120 metros más bajas que ahora. Acercándonos más a nuestros tiempos, la pequeña edad de hielo fue un enfriamiento que tuvo lugar entre los años 1550 y 1850. En el siglo XX hubo décadas de calentamiento, luego ha habido otras de enfriamiento entre 1940 y 1970. Y, el año 1998 fue el más cálido del siglo XX.

Pero, volvamos a la Declaración Climática Mundial suscrita por científicos de todo el mundo, cuyas conclusiones son:

  1. Factores naturales y antropogénicos causan el calentamiento. La pequeña edad de hielo terminó en 1850. Por lo tanto, no sorprende que ahora estemos experimentando un período de calentamiento;
  2. El calentamiento es mucho más lento de lo previsto;
  3. La política climática se basa en modelos inadecuados;
  4. El CO2 es el alimento de las plantas, la base de toda la vida de la Tierra. El CO2 no es un contaminante. Es esencial para la vida de la Tierra;
  5. El calentamiento global no ha aumentado las catástrofes naturales;
  6. La política climática debe respetar las realidades científicas y económicas;
  7. No hay emergencia climática. Por tanto, no hay motivo para el pánico y la alarma; y
  8. El objetivo de la política mundial debe ser la prosperidad para todos, mediante el suministro de energía fiable y asequible en todo momento.

Más aún, Jhon F. Clauser, premio nobel de física de 2022, ha denunciado que “la narrativa popular sobre el cambio climático refleja una peligrosa corrupción de la ciencia que amenaza la economía mundial y el bienestar de  miles de millones de personas. La errónea ciencia climática ha hecho metástasis hasta convertirse en una pseudociencia de impacto periodístico masivo. La pseudociencia es una ciencia ficción. Ha sido promovida y extendida por agentes de marketing empresarial, políticos, periodistas, agencias gubernamentales y ecologistas igualmente equivocados”. Y, sobre el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas), que es el principal órgano internacional encargado de evaluar el conocimiento sobre el cambio climático, ha dicho: “Es una de las peores fuentes de desinformación peligrosa”.

Bueno,  ya me recojo, no sin antes hacer alusión a la ministra en funciones de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que grabó en julio pasado un vídeo por el que demostró que “al sol hace más calor que a la sombra”. Más que alucinante. Tenía una reunión en Valladolid y llegó en bicicleta para denunciar el cambio climático, escoltada por dos coches oficiales, uno delante y otro detrás, que generan más contaminación, mientras un colaborador le sacaba con el móvil imágenes del falso paseo. No obstante, a pesar de las constantes manipulaciones que sufrimos, siempre debemos cuidar el planeta y no emitir en lo posible productos contaminantes a la mar y a la tierra.       

Autor: Manuel Novás Caamaño | Abogado      

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