“Policías callejeros” improvisados

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Estoy seguro que a más de uno de vosotros el nombre del artículo de hoy os va a traer a la memoria el recuerdo de un antiguo programa de televisión que tuvo muchísimo éxito y que ahora ha quedado relegado a emisiones esporádicas y residuales en canales de televisión secundarios. Callejeros fue un programa rompedor y muy novedoso y sin duda marcó un antes y un después en la forma de hacer televisión en España. A pesar de la importancia de este programa de televisión no es el tema fundamental de este artículo pero me ayudará a introducirnos en la cuestión.

Hoy nos fijaremos en aquellos pseudoperiodistas callejeros venidos a más que pululan por las calles teléfono en mano grabando cualquier cosa que se les ponga delante del objetivo. Les da igual que sea un espectáculo musical callejero o una intervención policial o asistencial del Samur, no tienen criterio ni escrúpulos.

El problema no está en que se grabe o no se grabe algo que sucede en un espacio público, lo nocivo reside en la intencionalidad maliciosa de quien después de grabar difunde para calumniar, difamar o promover el linchamiento social hacia quienes son protagonistas de los vídeos.

Un aspecto a tener en cuenta, es que muchas de esas personas a la vez que graban también profieren insultos o combinan a los agentes a actuar de manera diferente, lo que provoca un plus de estrés que es muy probable que llegue a condicionar el buen desarrollo de una intervención policial. Tenemos ejemplos muy claros en los que muchos de estos periodistas crecidos de la nada se permiten el lujo no sólo de opinar o criticar el trabajo de los agentes, sino también de editar y manipular las imágenes para crear un contenido que está alejado de la realidad pero que les sirve para contribuir al espectáculo generando mayor polémica por haber sido condimentado a su gusto.

Éstos individuos viven en una realidad totalmente distinta a la que acontece a dos palmos de su nariz. Son tan morbosos que por saciar su incomprensible curiosidad no se dan cuenta que el destino puede colocarles como protagonistas y no como espectadores. Ya ocurrió en los atentados yihadistas en Reino Unido cuando algunos de los curiosos que se entretenían inmortalizando el momento grabando vídeos de los ataques que sufrían quiénes se encontraban a su alrededor, fueron las siguientes víctimas al no percibir la amenaza tan cercana. El haber permanecido minutos abstraídos de la realidad y obcecados mirando la pantalla de su teléfono móvil fue suficiente para sufrir en sus propias carnes unas cuchilladas indiscriminadas sin apenas tener capacidad de reacción.

Para aquellos que todavía piensan que grabando las intervenciones policiales, asistenciales o de orden público ayudan a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se equivocan de lleno. Muchas de esas imágenes se utilizan para el escarnio público de los policías y para generar juicios sociales y mediáticos injustos. Si alguien quiere imágenes de actuaciones policiales, que solicite a las instituciones que se dote a las unidades operativas de cámaras de grabación en sus chalecos y si llegado el caso es necesaria la visualización de las mismas, con los cauces formales y legales y con el permiso de un juez será suficiente.

Los actuantes cómo excelentes profesionales siempre van a estar más pendientes de su intervención que de los circos que se generan alrededor. Al igual que no se entra a lo loco en un hospital para grabar cómo un cirujano realiza una intervención quirúrgica, tampoco debería entenderse como normal que lo hagan en la calle cuando la policía está trabajando.

La ley es clara en éste aspecto. Grabación está permitida, pero luego si hay difusión maliciosa debería actuarse. En el papel todo queda muy práctico y bonito, el problema viene cuando hay que desarrollarlo. Cuando las administraciones quieren ponerse manos a la obra el daño ya está hecho. No sirve de nada regalar tiritas porque sabes de antemano que te van a dar una pedrada.

A ésos callejeros improvisados, un consejo. Antes de grabar pónganse en el lugar de quién necesita ayuda de la policía o de los técnicos sanitarios, piensen si les gustaría que mientras usted llora, sufre o está en suelo desvanecido, otros estuvieran grabando ése momento. Estoy seguro que no les haría ni pizca de gracia.

Coherencia y sentido común es lo único necesario para no caer en lo absurdo.

DESDE EL ROMPEOLAS – h50 Diario Digital Policial BRAU LÓPEZ MATAMOROS VENUS INFINITA

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