La dura realidad tras la muerte de un policía por COVID: falta de atención, incapacidad de sus representantes, dejadez y desprecio político

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Una vez más, la maldita realidad nos golpeó en la cara con el fallecimiento del Policía Nacional Antonio Jesús, miembro de la U.I.P. de Málaga, tras haber estado comisionado en las Islas Canarias junto a sus compañeros para recibir las pateras que continuamente llegan a nuestras costas.

Pateras alentadas (por no decir organizadas) por las mafias de trata de seres humanos que se esconden tras ONG’s y que traen a cientos, miles de inmigrantes ilegales, muchos de ellos con COVID.

Y por realizar su trabajo como mejor supo hacer, este Policía se contagió. Claro, que, a su llegada a casa para pasar la Navidad, no lo supo, pues a su grupo se les denegó realizarles la prueba de PCR a pesar del riesgo al que se expusieron.

Como no presentaban síntomas (aunque Antonio se encontraba mal) y como gasto superfluo que son, parafraseando a nuestro Presidente, no tenían derecho a realizarles la prueba.

Dos días después fue ingresado, con PCR positiva. Pero ya era tarde. El tiempo ya había jugado en su contra y la dejadez e irresponsabilidad de la Administración la pagó con su vida. La pagó Antonio y la sufren sus familiares, amigos y compañeros.

La misma Administración que se niega sistemáticamente a realizar pruebas PCR a los Policías es la misma que destituyó a José Antonio Nieto a tres meses de jubilarse cuando avisó en enero del peligro que se corría ante el virus.

Si trataron así al mayor experto de riesgos laborales de la Policía, tras más de 30 años de trabajo intachable, ¿cómo sino iban a tratar a unos policías que no son más que meros números para ellos?

Si se hubieran hecho las cosas bien, quizás Antonio Jesús seguiría con nosotros a la espera de volver a ser enviado donde se le necesitara.

Y si no ha habido más casos como este y otros tantos de fechas pasadas, ha sido simple y llanamente porque los propios policías, así como mandos intermedios y sindicatos, nos buscamos la vida por nuestra cuenta pagando de nuestro propio bolsillo las pruebas y mayoría de medios de protección.

Puedo decirles que en el que fue mi destino hasta finales de noviembre de 2020, en el Módulo de Custodiados del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, no recibí citación alguna por parte de la D.G.P. para realizarme una prueba PCR a pesar de estar ahí durante los peores meses de la emergencia sanitaria y en una planta COVID donde todos y repito, todos los ingresados eran pacientes con COVID.

Las medidas de protección llegaron tarde y mal y si no fuera por el personal sanitario y como digo, porque nosotros mismos nos buscábamos la vida y nuestros jefes inmediatos hacían todo lo que podían con lo que tenían, probablemente estaría contándoles otras desgracias.

Meses en una planta COVID, con ingresados COVID, y ni una sola PCR hecha oficial. Las que me hice (5, nada más y nada menos durante el mes de baja que estuve), cuando finalmente di positivo (como era de esperar), tuve que buscármelas por mi cuenta.

Pero eso sí, desde los servicios médicos de la Policía y a pesar de seguir dando positivo con carga viral en las PCR, se me insinuaba que debería darme de alta tras hacerme varios test rápidos de anticuerpos (que ya sabemos que eso falla más que una escopeta de feria).

Por suerte para la salud de mis compañeros, personal sanitario y resto de pacientes del hospital, mi médico se negaba en darme el alta, como era lógico, hasta que diera negativo y estuviera totalmente recuperado.

La falta de previsión y de medidas parte de arriba, de quien debe dar las directrices.

Pero no se centren en mi caso, no pretendo llamar la atención hacía mí, sino extrapolen esto que les cuento al resto de unidades policiales repartidas por todo el país. No piensen solo en los módulos hospitalarios sino también en los compañeros de seguridad ciudadana que ustedes ven cada día en los zetas, los policías de calabozos, los de las Oficinas de Denuncias, los que dan seguridad a edificios, los que realizan traslados diarios o los policías que se desplazan por toda España como son los miembros de la U.I.P.

Los policías hemos sido abandonados por quienes deberían velar por nosotros. Por quienes deberían darnos la protección necesaria para poder realizar nuestro trabajo, indispensable, con total seguridad y eficacia.

Sí, tal cual lo leen: los Policías (y si bien hablo de mi Cuerpo, la Policía Nacional, casi con total seguridad los hermanos de la Guardia Civil anden a la par) estamos abandonados a nuestra suerte en lo concerniente a las medidas socio sanitarias y de prevención ante la COVID.

Mientras se destinan millonadas a ministerios que dedican ese dinero a poner falda a las señales de tráfico, realizar estudios sobre que el rosa oprime a las mujeres (será a las mujeres que viven en esos chiringuitos de nuestros impuestos, pues mis compañeras no se oprimen ni ante la peor calaña de este país contra la que se enfrentan a diario) o a llamar a la Policía, racista, no llega dinero para PCR’s para los policías.

Y llámenme racista si quieren que me va a entrar por un oído y me va a salir por el otro pues ya estoy harto de sentirme un imbécil ante este despropósito, de la doctrina que algunos (o algunes) pretenden imponer y del discurso oficial. El silencio favorece al opresor.

Porque para esos inmigrantes que vienen gracias a las mafias de tratas de seres humanos hay dinero contante y sonante de nuestros elevados impuestos para pagar una pensión completa que no solo incluye estancia en hoteles de 4 estrellas, móviles, dinero y billetes para la península sino además pruebas PCR. Pero de nuestros impuestos no hay dinero para los Policías.

Para ellos sí hay dinero, pero para los policías que se exponen así mismos y a sus familias no, que no son personal de riesgo.

Para los policías que les reciben, atienden y trasladan no hay dinero para pruebas. Y me parece estupendo (y por supuesto, necesario) que se les haga la prueba, pero lo que exijo es que, a los policías, TAMBIÉN.

Pruebas que no solo protegen a esos agentes, sino a su familia y al resto de la sociedad ya que la Policía es un servicio que está en contacto diario las 24 horas con el resto de los ciudadanos.

Pruebas que evitarían que hoy lloremos la pérdida de un Policía. De un hijo, de un padre, de un hermano, de un amigo. Por hacer su trabajo como mejor supo.

No he tenido la suerte de conocerle, pero cada vez que un compañero se va, una parte de nosotros también.

La muerte de este Policía no puede quedar en el olvido tras una mera cifra en la estadística. Deben depurarse responsabilidades, con nombre y apellidos, para que los responsables de esta dejadez, de esta nefasta y criminal gestión, den con sus miserables huesos frente a un juez, así como que les salga la vergüenza que nunca muestran y dimitan. Por ética.

Empezando por el sr. Vicepresidente del Gobierno el cual a través de su cuenta de twitter no solo no ha lamentado la muerte de un servidor público por hacer su trabajo, sino que ha utilizado su muerte para hacer una de sus múltiples campañas políticas hablando de no sé qué de medios de información y demás demagogia que acostumbra. Esta persona que okupa el cargo de Vicepresidente, no es mi Vicepresidente. Ni lo será.

Sirva ya, de una puñetera vez y después de más de un año que se lleva alertando, para que se tomen todas las medidas reales y necesarias para reducir todo lo posible los riesgos.

Basta ya de tomarnos por imbéciles. Basta ya de destinar los recursos a auténticas majaderías para cubrir los complejos y locuras de quienes no deberían gestionar ni la hucha de su casa.

Cuiden a los policías que les protegen y que están en primera línea desde el principio, poniendo en riesgo a sus familias y sufriendo la necedad y felonía de quienes nos gobiernan.

El Gobierno, a través del Ministerio del Interior, debe poner todos los recursos disponibles para amparar a quienes nos protegen (Policía) así como a quienes nos cuidan y curan (Sanitarios). Menos coches oficiales, menos dietas, menos (mejor ninguno) asesores enchufados con sueldos millonarios, menos ministerios inútiles, así como acaben con todas esas absurdeces con las que los políticos nos deleitan cada día y más dinero dedicado a pruebas PCR, personal necesario para su realización y medios de protección. Estamos hablando de vidas en juego. De muertes que podrían evitarse solo tomando la decisión correcta y necesaria.

Pero por desgracia, Antonio, como tantos otros, pasará al olvido para quienes tienen el poder y los medios necesarios para que no se repita pues Antonio no era una pieza clave para asegurar la poltrona en pago de favores políticos.

Antonio solo era un Policía que hacía lo que tenía que hacer, donde tenía que hacerlo y cuando tenía que hacerlo. A pesar de las consecuencias.

Hoy Antonio somos todos los miembros de la Policía Nacional. Hoy y siempre, no olvidamos el sacrifico que ha supuesto su marcha y haremos lo que esté en nuestra mano para que no haya sido en vano.

Repito aquí lo leído en distintos homenajes que se le han rendido: “la U.I.P. no muere, se despliega en el cielo”.

 A Antonio Jesús Martín Lozano.
Cuida de nosotros, como otro Ángel Custodio más, compañero. 
“El valor, por encima de todas las cosas, es la primera cualidad de un guerrero.” – Carl von Clausewitz.

2 comentarios en “La dura realidad tras la muerte de un policía por COVID: falta de atención, incapacidad de sus representantes, dejadez y desprecio político

  1. DON ANTONIO JESUS MARTIN LOZANO !!PRESENTE!!
    CAIDO POR ESPAÑA EN ACTO DE SERVICIO

    Parece que el DES-gobierno que PADECEMOS ni se ha dignado dar el pésame a tu familia y compañeros. !Que poco les importais ! O, mejor, !QUE POCO LES IMPORTAMOS LOS ESPAÑOLES!!
    Tampoco como para no hacerte una prueba de “VIRUS CHINO”. Si hubieras sido un INVASOR te habrían hecho varias ,sin importarles el gasto.
    No menos hubieran emitido y repetido comunicados de condolencia y pesame .Pero, claro,eras un “puto” Policía ESPAÑOL. Y los miserables odian a la Policía.
    Tu has sido una victima mas de la COBARDE anti-politica para con la INVASION de estos descerebradosque NO quieren darse por aludidos del PMULTIPLE PELIGRO que suponen las ONEJETAS e instituciones-con NUESTROS impuestos-empeñadas en LLENAR contra todo Derecho,nuestra Patria de ILEGALES,sean cuales sean sus enfermedades, condiciones y antecedentes.
    Tus compañeros se habrán acordado de cuando “EL MOÑOS” decía aquellos que “se emocionaba viendo como un salvaje manifestante PATEABA a un agente antidisturbios”, !Que vamos a esperar de semejante deshecho humanoide!!.
    A ti amigo Antonio Jesus, seguro te habrán recibido en el Cielo no solo los Santos Ángeles Custodios, sino también la Santísima Virgen del Pilar y “nuestro” Santo Patrón SANTIAGO.
    Seguro que tu desdelas Alturas Celestes seguiras protegiendo a ESPAÑA y a tus COMPAÑEROS,que hoy lloran tu muerte…

  2. Un policía nacional, un trabajador al servicio de toda la sociedad sin distinción de ideologías, gente de bien, me consta, un ciudadano de a pie, del pueblo, ese que algunos invocan con demagogia y oportunismo, se ha ido para siempre. Pérdida irreparable -seguro que pudo ser evitable si los (i) responsables políticos hubiesen hecho las cosas bien- y que quienes lo van a sufrir, principalmente, será su familia: afectiva y económicamente. Pero todo seguirá igual, hasta que fallezca otro y otro y otro… Vaya desde aquí mi más sentida condolencia de un ciudadano de a pie, sin forofismo político alguno. D.E.P

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