Gabilondo, la Iglesia y Sánchez

Comparte ese artículo

Sánchez pide a sus bases – me gustaría saber exactamente cuántos son los afiliados y cuántos han votado, cuántos son cargos públicos apilonados al pesebre y cuántos libres y sin ataduras por el sueldo y el estatus– pide a sus bases, digo, que avalen el pacto con Sumar y con otros partidos – que listo el tio- si hay un gran follón con los independentistas, la amnistía y el referéndum, dirá que las bases lo avalaron y problema resuelto.

Eso es lo que en filosofía, en lógica se llama una tautología. ¡Cómo no van a avalar el pacto con Sumar, con el PNV, con Bildu, con los esquerras y los puigdemones! Si no hay pacto no hay sillón y hay que ir a elecciones. Sánchez, no sé si en el colmo de la jeta o del desconocimiento – ¿qué hacen los cientos de asesores?- afirma que defiende la amnistía, o sea que no hubo ningún delito cuando el golpe de puigdemones y Cía, cuando el jefe salió por patas para refugiarse donde Napoleón cavó su tumba, en Waterloo. No hubo delito. No pasó nada, fue un teatro, una excursión. Y dice Sánchez que Cataluña está lista para el reencuentro. ¿Reencuentro con quien, dónde? Que eso de que van a insistir en el referéndum y en la autodeterminación son gilipolleces de paranoicos. Ya veremos, tomen nota. Ojo avizor estoy si el Señor no me lleva pronto, ahora que el amor de mi vida me ha mandado a la mierda sin posible remisión. Por machista, por hacer tres o cuatro guiños.

Es que os poneis histéricos. ¡Cojones! Ha sido mucho más grave el guiño de Mazón a Rebeca Torró. ¿Cómo se puede hacer un guiño en las Cortes Valencianas? ¡Eso es una modalidad de rubiales y el culpable tiene que ir a juicio sumarísimo y al talego, con la pena de banquillo, paseíllo y telediario previamente aplicada! ¡Machistas, que sois todos unos machistas que no respetáis los derechos de una mujer para que nadie guiñe ni en su presencia ni después de haber pasado!

¡Aprended de la Iglesia y tipificar de una puta vez el delito de pensamiento! Hay que inventar un casco de esos llenos de cables, como los de los electros, con un timbre y una sirena que se enciendan y monten el follón, para procesar a todo el que tenga un mal pensamiento – que, por otra parte, es el mejor, lúbrico, impuro, que atente contra el sexto o el noveno mandamientos, contra la castidad, contra el pudor o contra cualquier pecado de bragueta-. Recuperemos a Torquemada para salvaguardar a las mujeres que sufren por un guiño. Volvamos a mi colegio claretiano en los años sesenta en los que un cura loquísimo – un modelo de represión freudiana del copón- nos repreguntaba cada

vez que nos confesábamos por orden alfabético: ¿Has tenido malos pensamientos? ¿Te has tocado? Y yo, con nueve años, no sabía qué preguntaba porque mi peor pensamiento era hacerle la petaca en la cama a Faustino Contreras. Yo voto porque resucitemos a Orwell y porque el gobierno central y todos los autonómicos creen la Policía del Pensamiento y de los guiños a la voz de ya, que de los rubiales no digo nada.

Hablando de la Iglesia. Conocí a Gabilondo en una conferencia magistral en la que proclamaba “solo yo vivo mi vida, solo yo muero mi muerte”. Yo soy yo, como afirmaba Ortega y solo yo vivo por mí La existencia es propia e intransferible.

Me lo presentó una mujer maravillosa: Mercedes Gallizo, una crack, a la que sigo admirando y queriendo sin haberle hecho jamás un guiño, como Mazón “acosando machistamente” a Torró. Me parto. Gabilondo era ministro creo que de Educación. Antes había sido fraile de los Corazonistas y parece que le apodaban “Cromagnon” y alguna hostia repartió por los colegios. En mi época decían que el Papa, que es infalible según ellos, no sabía tres cosas: Cuántas congregaciones de monjas hay, cuánto dinero tienen los jesuitas y qué cojones es el opus. Hermanas, hijas, esclavas, las discípulas de Voltaire, el rebaño de María, el copón de la baraja y la madre del cordero.

Cromagnon , perdón Gabilondo, era Hermano del Sagrado Corazón, como mi tía era Hija de Nuestro Padre San Francisco, Clarisa, cuando su padre, mi abuelo, se llamaba realmente Leocadio. Nunca supo explicarme cómo San Francisco era su padre con la distancia cronológica entre ambos. Me siento identificado con Cromagnon – salvando mi sideral distancia- El era el feo de la familia lo mismo que yo. Un desastre de complejos.

Ahora es defensor del pueblo – cargo que considero inútil si funcionaran los Juzgados, porque no estamos para consejitos y recomendaciones sino para investigar delitos claros y ciertos y darles cera a quienes los cometen. Recuerden a Kelsen: unanorma sin sanción es como una mierda pinchada en un palo.

Tras una campaña periodística – es bueno saber la verdad aunque sea a destiempo porque los delitos han prescrito- le han encargado un informe que ayer hizo público. Más de cuatrocientas mil personas, afirma el defensor, han sido objeto de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica. Mas de doscientas mil lo han sido por curas, frailes y religiosos. Una frase de Gabilondo me ha parecido sumamente esclarecedora: No es cierto que nadie supiera nada, es cierto que muchos sabían algo o bastante – más o menos que no encuentro la cita exacta-.

¿Desde cuándo? ¿Cuánto tiempo de abusos se ha estudiado? Me falta ese dato. No voy a pretender hacerme famoso llorando cincuenta años después clamando: a mí me metió mano un cura, como veo a algunos.

Un montón de años he pasado interno en colegio de curas. Hijos del Inmaculado Corazón de María, Claretianos. Entre con nueve años en el sector pobre porque toda mi familia, menos yo que debía de ser subnormal, se fue a Alemania y me dejaron arrumbado en aquel Colegio con beca de Franco. El maestro le dijo a mi madre: este niño tiene que estudiar porque es muy listo. Y mi madre siguió su consejo al pie de la letra. Se equivocó

de plano. No he llegado a nada. Solo desde la nada a las más altas cotas de la miseria y solo a poder hablar desde la autoridad que da el fracaso. Mi lenguaje es políticamente incorrecto, no me autocensuro. Lo siento.

En el colegio – ningún cura me metió mano- conocí a curas que se portaron conmigo como auténticos padres: Eduardo Monge, Rafael Gómez, Antonio López, Javier Illanes. Y curas que eran auténticos cabrones. Vi a algunos cómo sacaban del estudio al rubito guapo un día detrás de otro porque, aunque el maestro se equivocó con “este niño es muy listo”, tampoco era absolutamente gilipollas para no darme cuenta del percal.

En el colegio aprendí a morder el polvo – recuerden la hostia que me soltó Tomás López que dio con mis huesos infantiles en el suelo- Yo, hostiado en las losetas, prescindí de lo fundamental y me detenía en lo accesorio, como los malos filósofos, en limpiar mi propia sangre para que no me castigaran por manchar la clase. Cuatro años pasé castigado sin tener recreo por la mañana, en un rincón húmedo y sombrío – con las temperaturas gélidas de Granada en invierno-. Aprendí la falsedad de la caridad cristiana y el rollo del amor al prójimo porque los niños que tenían dinero, disfrutaban de libros nuevos, rotuladores de colores y libretas inmaculadas. Nunca tuve un libro que no fuera de quinta o sexta mano porque era pobre y mi familia – en Alemania mandando divisas- no pagaba. Solo la beca de Franco. ¿Qué cojones me van a enseñar a mí los pijos podemitas que iban al colegio con Lois, Pulligan y zapatos castellanos? Yo llevé tres años un pantalón de cuero corto – alemán- que me cocía los mismísimos. No me dejó Nenuco porque creo que los tres hijos que tuve después son míos.

En fin. Los obispos se niegan a dar datos. Los obispos no saben nada ni son responsables de nada. Se confiesan, comulgan compungidos y todo arreglado. Ahora dice Cromagnon, perdón, Gabilondo que hay que hacer un fondo estatal para indemnizar a los agredidos. Yo quiero cobrar algo porque entre la hostia de Tomás López, los años seguidos en el rincón congelado y otra hostia importante que me soltó Furones por tocar la batería en el comedor con los cubiertos, creo que a algo tendré derecho. Para acabarlo de arreglar en la mili me quedé sordo por tirar seis mil cañonazos en tres días. Es lo que toca por tener buena puntería con el cañón antiaéreo que luego, el amor de tu vida te deja porque dice que hablas a voces y parece que estés siempre cabreado.

Tiene huevos la película: los curas meten mano a los chiquillos y ahora pagamos todos los contribuyentes. No obstante, haciendo honor a la verdad, le estoy agradecido a los claretianos. Con ellos leí – feo como era y reprimido por el temor a la condenación eterna-, con dieciocho años ya me había merendado el Discurso del Método y La Fundamentación de la metafísica de las costumbres, sin contar El origen de las especies o El árbol de la ciencia que me fue incautado por herético.

No les perdono la represión, el dormir acojonado por la muerte inminente y el infierno cierto, la tortura por no poder comulgar por estar permanentemente “palote” de manera involuntaria e inevitable porque la biología es muy esclava. Lo raro, después de eso, es haber salido funcionario ramplón y vulgar y no un asesino en serie.

Manuel Avilés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

error: Contenido protegido por derechos de autor c) 2021 h50. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.