Es necesario e imprescindible un partido de pensionistas

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La situación social, económica y política de España requiere una reflexión seria y sosegada que afecta de lleno a un colectivo importantísimo de más de diez millones de personas: los abuelos, los que hemos trabajado durante cuarenta años sosteniendo el país y lo que han dado en llamar el Estado del Bienestar, los pensionistas.

Este colectivo numeroso y esencial en la vida de España   – más de diez millones de personas- tiene que hacer valer su importancia en su justa medida que es mucha.

Todos los partidos políticos hacen referencia, muchas veces de manera colateral y casi marginal y siempre de manera genérica, “como un asunto más” a los jubilados.

Son asuntos esenciales  en la pelea política de cada día, la territorialidad, las luchas constitucionales, los políticos díscolos en un sentido o en otro y los chorizos, la economía, la política europea, los migrantes…, pero los que hemos puesto el país en el nivel que está, los que sufrimos y superamos el franquismo, los que luchamos por traer las Constitución, los que mandamos divisas emigrando nosotros al extranjero cuando  España no recibía sino que enviaba a los trabajadores fuera, los que hemos puesto el país en la primera división mundial…, esos ahora somos un problema casi residual, un problema al que, de tapadillo, quieren quitar de en medio como una molestia. De acuerdo que todos hablan de las pensiones. Todos hablan de garantizarlas, pero muy pocos entran a saco y en profundidad en los problemas  graves y múltiples de las personas mayores.

Los mayores de sesenta y cinco no pedimos limosna. Nos negamos a pedir limosna y a ejercer la mendicidad andando detrás de los servicios sociales. Nos negamos a tocar el silbato y agitar banderitas en las plazas de los ayuntamientos porque eso no conduce a nada. Los alcaldes carecen de cualquier competencia en materia de pensiones y a lo más que pueden aspirar, si tienen sensibilidad bastante, es a encargar al concejal de servicios sociales de turno, alguna acción que se parece más a la acción caritativa que a la acción de Justicia que exigimos. Pedimos Justicia, no caridad.

Hace tiempo lo dijo un ministro clarividente, gran persona, con fama de maquiavélico  – Maquiavelo era un genio político del Renacimiento  y maquiavélico no es, salvo para los analfabetos,  un adjetivo peyorativo- un ministro con  fama  de controlador y de gran estratega. Rubalcaba dijo una gran verdad que, aunque él haya muerto  – yo lo conocía perfectamente porque trabajé cerca de él-  sigue siendo válida desde la primera a la última letra: “Fuera del Congreso no hay vida”.

¿Qué quiere decir eso? Algo que los jubilados nos tenemos que   grabar en cada hendidura de nuestro cerebro. Como dice un jubilado clarividente y gran escritor – Juan Eslava Galán-, nos lo tenemos que grabar con un punzón en el rabillo del ojo. Para que no se nos olvide.

Si tú quieres tener fuerza para conseguir cambiar las leyes, las relaciones jurídicas, los presupuestos del Estado o cualquier otra medida de gran calado social, político y económico, tienes que estar en el Congreso de los Diputados, porque fuera no hay vida.

No os “comeré el coco” con discursos grandilocuentes. Hablemos claro y sin estridencias. El 1 de octubre de 2017 hubo un gravísimo problema social, político y hasta de orden público en Cataluña. Muchos hablaban de golpe de estado, otros de sedición y todos  – absolutamente todos- de la comisión de delitos graves con importante repercusión en el devenir diario. Todo eso se ha esfumado por arte de la magia de los números del Congreso.

Solo queremos analizar los hechos para aprender. Muchos de los participantes entraron a la cárcel y  fueron condenados a penas importantes. En la cárcel vivieron a cuerpo de rey porque, con las transferencias asumidas, fueron tratados por los servicios penitenciarios de la Generalitat como presos políticos y privilegiados  – una figura imposible en un régimen democrático donde debe primar a toda costa la igualdad. Estos vivieron casi en un resort. No es mi misión criticar el cumplimiento ni el régimen penitenciario de esos señores, cuyos nombres recuerdo uno por uno, aunque algo sé de cárceles. Algún día les contaré mi comida con Pujol en Barcelona a propósito de la cárcel… cuando yo mandaba. Una mierda pero mandaba.

 Puigdemont, el jefe de los sediciosos ahora rehabilitados por la amnistía demencial, huyó de la Justicia, fue puesto en búsqueda y captura y,  se estableció cerca de Bruselas a cuerpo de rey – otro resort- , en Waterloo, donde Napoleón fue derrotado por una coalición de tropas británicas, holandesas y alemanas en 1815.

Napoleón fue derrotado y hundido en Waterloo, Puigdemont triunfó claramente en la misma ciudad.

¿Cómo triunfó Puigdemont? ¿Cómo ha triunfado Esquerra Republicana? ¿Cómo el PNV y Bildu y hasta Coalición Canaria? Todos sin excepción han triunfado entrando en el Congreso de los Diputados y eso tenemos que hacer los abuelos, los Pensionistas españoles, los más débiles de entre los débiles en esta sociedad hipócrita. Esos a los que nos queda un telediario.

¿Cómo han triunfado todos? Muy fácil. Han hecho valer sus votos para nombrar a un Presidente del Gobierno y sostenerlo en el poder  – dicen- durante toda una legislatura siempre y cuando se someta a sus designios porque ese mantenimiento tiene un precio claro y el que no lo vea que se compre unas gafas en los chinos.

 ¿Quieren cambiar el Código Penal y que desaparezca el delito de Sedición? No hay problema, con sus votos se cambia. ¿Quieren una amnistía y que tengamos su delito por no cometido porque no existe tal delito? Perfecto y además les devolvemos las fianzas y les pedimos perdón por las molestias causadas. ¿Quieren la gestión de cualquier cosa que hasta ahora era  de dominio exclusivo del Estado, por ejemplo la Seguridad Social? Se la damos. ¿Quieren que la policía y la guardia civil se vaya de cualquier sitio en el que están establecidos estos señores y son votados de tal forma que ejercen el poder que le dan sus escaños – obtenidos con una mierda de Ley D´Hont? Pues se van haciendo caso a lo que ellos digan. ¿Queréis dinero?  Tranquilos, aquí están las arcas del Estado para satisfacer vuestras pretensiones.

No entro en más cuestiones. Revisad vosotros lo que tengáis a la vista, ejercitar vuestro espíritu crítico y luego me contáis.

Esto es lo que tenemos que ver los jubilados. Los diez millones de jubilados que cotizamos durante cuarenta años sosteniendo y levantando el país. Tenemos que exigir, con nuestros diputados que sostendrán al gobierno que corresponda  – no somos ni de derechas ni de izquierdas, somos jubilados que exigen del Estado vivir felices y tranquilos el tiempo que tengan por delante-, todo aquello que necesitamos para vivir una existencia relajada y feliz. ¡Fíjense qué compromiso tan extraño en un partido político!

Establecemos unos cuantos puntos absolutamente innegociables:

1.- Exigimos un estado de derecho seguro con unas normas claras que respeten el principio de legalidad y el de igualdad. Tenemos hijas  – queremos que sean respetadas  y tratadas con justicia-, pero también tenemos hijos y no queremos que sean sospechosos o culpables por sistema. Cuando quieran se lo explico con datos, con nombres y apellidos. Queremos seguridad para nuestras hijas, pero también para nuestros hijos. No somos machonazis ni feminazis. Igualdad ante la ley.

2.- Queremos un país próspero. Donde no tengan cabida los parásitos, los amantes de las subvenciones, los que no dan un palo al agua y viven de coger de aquí y de allá, de pegar un palo en esta concejalía y otro en esta consejería. Todo el que está en edad de producir tiene que hacerlo. No mantenemos parásitos aunque cuidamos, como oro en paño, la minusvalía, cualquier deficiencia, cualquier tara…porque la talla moral de un estado se mide, uno de los índice esenciales, por cómo cuida de los más débiles.

Procuramos un país próspero y productivo, que genere riqueza, entre otras cosas para poder atender a quienes ahora, después de una vida laboral activa y muy trabajada, exigen que se les compense por ella.

3.-Queremos, no solo pensiones para vivir decentemente, pensiones que sean equilibradas con lo que se cotizó en la vida activa, sino que también queremos residencias dignas. No pedimos hoteles de cinco estrellas, pedimos dignidad. No abuelos que mal comen, mal visten y mal tratan. No queremos residencias privatizadas porque el empresario que monta una residencia busca como primer objetivo ganar dinero, antes que atender dignamente. Hoy las colas en las residencias, las listas de espera son escalofriantes  – como los precios- y esa infraestructura es tan importante como tantas otras que, siéndolo menos, están más cuidadas. Ese servicio es innegociable e imprescindible para apoyar a cualquier gobierno con nuestros diputados, porque… “fuera del Congreso no hay vida”. Solo el derecho al pataleo inútil.

4.- Atención médica y sanitaria. ¿Cómo es posible – estamos dispuestos a escuchar argumentos y a negociar- que la seguridad social pague un cambio de sexo a un señor que dice sentirse mujer y no pague unos audífonos a señor de 70 años que está como una tapia? ¿Cómo es posible que un señor de 70 años que no puede comer por problemas en su dentadura, tenga que pedir una hipoteca inversa para ponerse dientes? ¡Ahhhhh ya lo dijo un director del Banco de España que – creo- aun no ha sido cesado! : los abuelos que tienen vivienda  – tras privaciones e hipotecas- son privilegiados y tienen que tirar de ella. O sea…,hay que comerse la casa.

Hay que negociar  – con nuestros diputados- una atención sanitaria integral para los mayores que incluya residencias, audífonos, atención dental y medicinas.  ¿Quién ha dicho, por ejemplo, que un jarabe para la tos hay que pagarlo porque no entra en los medicamentos que afronta la seguridad social? ¿Acaso toser irreprimiblemente no es estar enfermo o se tose por deporte?

6.- Nuestra edad, las exigencias de la biología hacen que no sea necesario impedir establecerse en este partido a ningún “vividor” de la política, esas gentes que no han hecho otra cosa en su vida sino vivir de la causa pública. Solo admitimos a personas de 55 años en adelante  – podemos reflexionar sobre eso- y solo admitiremos en cargos a personas que sean menores de 75. A partir de esa edad solo militantes y cargos honoríficos – también s objeto de reflexión.

Hay que estudiar nuestras aspiraciones y nuestras reivindicaciones y  detallarlas con minuciosidad. Solo veinte diputados son precisos. Los abuelos seríamos muy poco creíbles si con diez millones de jubilados no somos capaces de sacarlos, ya veríais qué cantidad de logros, justos, necesarios, imprescindibles, podríamos conseguir.

prisiones, putas y pistolas
Manuel Avilés

2 comentarios en “Es necesario e imprescindible un partido de pensionistas

  1. Mujer, expat, 54 años. Tenéis mi apoyo. Por fin un grupo que defiende al colectivo más vulnerable, sin ideologías ni programas que solo buscan antagonizar a otros grupos de población entre ellos (el “divide y vencerás” que rige ahora).
    Todos somos o seremos pronto la “tercera edad”. Igual que todos somos contribuyentes y consumidores.
    Es hora de que tengáis no solo voto, sino voz propia.
    ¡Adelante!

  2. Muy bien pensado. Y escrito. Pero profesor , ¿crees de verdad que todos son tan idealistas?
    Miedo me da un jubilado en los sillones de un Ayuntamiento.
    Yo voto por tí y los otros como tú que creemos que la pasta no importa: sólo importa el honor.
    Y morimos pensando lo de eso de que el honor es patrimonio del alma….
    Cuenta conmigo para la lucha. Yo sí creo.

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