Celia Cavia, el bache emocional de una mujer sensible

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Mi niña, yo te diría, la vida son etapas, buenas y malas, y, una vez superadas te hacen más fuerte. El vaivén emocional que causan las hormonas, en el paso de la niñez a la adolescencia y camino a la adultez, nos generan ansiedad, inestabilidad, desorientación.

Celia Cavia, una joven alegre y normal que participaba en su centro escolar, José María de Pereda y muy activa en el proyecto contra el acoso escolar .

Dicen no era tu mejor etapa en el colegio y tus padres te habían retirado el móvil. Por supuesto, con la mejor intención o acaso para prevenirte de relaciones o compañías te dispersaban e inestabilizaban.

Pero, aunque sea con todo el amor del mundo, hay que tener mucho cuidado con los refuerzos positivos y negativos, dependiendo de la personalidad del menor.

A veces un castigo refuerza la actitud queremos prevenir o evitar y surge con más virulencia. En muchas ocasiones en la vida todos hemos necesitado ayuda terapéutica, ante la pérdida de un ser querido, ante un matrimonio traumático o si simplemente no nos valoramos y consideramos un fracaso algo temporal como un suspenso o fallo en una asignatura.

En esta etapa adolescente surge también el descontento con el propio cuerpo, anorexia, bulimia desconociendo el cuerpo se está reestructurando ante un cambio. Surgen ansiedades, amenorreas y los tratamientos generan un aumento de peso que disgusta.

A veces y es mera percepción, creemos los demás critican nuestro aspecto y por ello nos rechazarán. La autoestima está a ras de suelo, pero se levantará En esta edad y con el uso habitual de redes o en el espacio de amigos surge, quizás, ese primer amor, vivido con una intensidad fuera de lo común.

Su fracaso produce un declive apatía en otros aspectos de la vida. Dicen has dejado una nota al lado de tu mochila en el parque cercano a donde el pescador halló tu cuerpo sin vida

Desconozco si te has ido sola o has quedado con alguien porque todo es posible y un escenario simple apariencia. Alabo tu participación en el programa de acoso y eso me dice que eras empática y sensible, muy sensible.

Debemos insistir en la comunicación de los jóvenes sufran acoso por cualquier motivo, por aspecto, por opción sexual, por actitudes de personajes con rasgos psicopáticos y el centro y la familia actuar. Mucha comunicación, unida a comprensión y paciencia, a ayuda, a que sienta que su entorno le quiere es amigo y no enemigo. Tu caso me recuerda el de Natalia en París, con la mochila en un banco y, quisiera, tu también hubieras salvado la vida PORQUE AUNQUE NO LO CREYERAS ERAS MUY IMPORTANTE Y ÚNICA.

Pilar Enjamio. Psicólogo

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