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El día dos de los corrientes, apareció en un periódico (se adjunta imagen) un artículo, titulado, “La Guardia Civil, el valor de una historia”, firmado por el brigada de la Guardia Civil y escritor, Francisco Pérez García. Quisiera hacerle algunas precisiones.

Define a la policía fundada por Fernando VII con dos adjetivos: “política” y “secreta”. El único punto de contacto que había entre ellos era que la Superintendencia General de Policía se encargó de administrar los primeros fondos reservados (“gastos de policía secreta”). La policía pública o gubernativa se ocupaba de unas funciones exclusivas que eran la expedición y control de documentos y de licencias, y la lucha contra la delincuencia diaria en las ciudades y pueblos.

Ambos adjetivos aplicados a la policía son falsos. El primero, porque no hay documentación en ningún archivo que respalde esa afirmación. Desafío al autor a que demuestre en qué documentación original referida a la actuación de la policía de esa época se sustenta su afirmación de que fue una policía política. Los responsables de ese terror del 24 fueron las Comisiones Militares Ejecutivas: no he visto a nadie pedir que se expulse del escalafón militar a los que participaron en ellas, que fueron muchos. Tenían el poder de condenar a muerte, y lo hicieron en abundancia. Fundamenta también lo de la politización en el contenido de una Real Cédula de 14 de agosto de 1827 (Gaceta de Madrid del 18), creo que lo hará en el artículo 20, dedicado a las competencias de la Policía. Pero ese artículo tiene dos apartados, no uno, como pretende el autor. En el segundo se mantenían sus competencias privativas, ninguna de las cuales tenía matiz político.

En cuanto a lo de secreta, es un disparate digno de figurar en una antología. La policía secreta fue una partida presupuestaria de los primeros presupuestos consolidados del Estado para el año 1828. Figuraban, antes, en el apartado 4º del artículo XXI de la Real Cédula de 13 de enero de 1824. Se venían usando en Madrid estos fondos reservados para pagar información desde el final de la Guerra de la Independencia, cuando Don José Manuel de Arjona estuvo ejerciendo como Juez de Vagos. Se utilizaron para luchar contra la delincuencia común, no solamente contra la de fines políticos, si hacemos caso a las memorias del poeta José Zorrilla, “Tiempos Viejos”, cuyo padre fue Superintendente General de Policía desde 1828 a 1830, es decir, después del famoso decreto y también para intentar descubrir los autores de los primeros envíos de cartas bombas en Europa en el siglo XIX, entre cuyos objetivos estuvo el subdelegado de Policía de Jerez de la Frontera (1831).

Cita después el decreto de 4 de octubre de 1835 (Gaceta del 5), pero resulta que no lo ha leído. Afirma que la policía fue suprimida “por inutilidad”. Le desafío a que nos diga si eso lo dice en su título, en su exposición de motivos o en su articulado. En ninguna de esas partes se hace referencia a la inutilidad de la policía, luego se está inventando un texto que no existe en ese decreto. Lo que suprime ese Real Decreto es la Superintendencia General de Policía, es decir, su cabeza independiente. La Policía dependería, desde ese momento, exclusivamente del Ministerio de lo Interior y de los jefes políticos (gobernadores civiles). (Arts. 1º, 2º y 4º). Formaba parte de la administración pública. Peor aún: se prometían reformas en la policía al final de la exposición de motivos.

Habla el autor del caso de Murcia, de la supresión de la policía. Se apoya en que, a partir del 15 de septiembre de 1836, se cambió su nombre por el de Protección y Seguridad Pública. No hubo tal supresión: ese es un dato en el que se apoya la continuidad histórica de la policía en Murcia, o sea, lo contrario de lo que afirma el autor. En Madrid se llevó a efecto ese cambio el 18 de agosto de ese año, y el 21 de diciembre, ese nombre se extendió a toda España en un documento oficial. La prensa se encargó de informar de que Ramo de Protección y Seguridad Pública era como se llamaba a la Policía. Fue el que se usó en el Real Decreto de 2 de noviembre de 1840 (artículo 2º); en diversos documentos oficiales; en una discusión parlamentaria los días 13 y 14 de julio de 1841; en los presupuestos generales y en la relación de servicios prestados aparecidos en la prensa.

Fueron suprimidos por Decreto de 2 de noviembre de 1840 los gastos de policía secreta, es decir, la partida presupuestaria y la red de informadores, confidentes y soplones con que se estaba financiando. La policía había cometido el tremendo error, que ninguna policía del mundo ha cometido después, de crear una red bastante bien organizada de confidentes y de informantes. Duró poco esta supresión. Se cortó el flujo de información y tuvieron que volver a introducirlos en el presupuesto de 1841 con el nombre de “gastos imprevistos”, cuya finalidad sería la de pagar a “agentes especiales”. Resucitó la policía secreta. La policía pública seguía funcionando en todas las provincias. El general Facundo Infante mintió en las Cortes, cuando afirmó que la Policía había sido suprimida: estaba pidiendo en el Congreso millón y medio de reales para seguir manteniéndola.

La Guardia civil no fue creada como consecuencia de los fracasos de ninguna otra fuerza de seguridad. Lo fue porque la Policía General del Reino, fundada el 13 de enero de 1824 (art. XV de la Real Cédula), reclamó desde su puesta en marcha una fuerza auxiliar uniformada a sus órdenes desde el comienzo, ante la negativa del Ejército a prestarle la ayuda que les pedía. Tanto fue así que el Real Decreto de 26 de enero de 1844 dedicaba más artículos a la organización de la policía, bajo el nombre de protección y seguridad pública que a la de la guardia civil. Se puede comprobar fácilmente accediendo al texto de ese Real Decreto. ¿Por qué se procedió por este orden? Porque la Guardia Civil durante sus tres años y medio primeros (desde junio de 1844 a enero de 1848) prestó servicio a las órdenes del ramo de Protección y Seguridad Pública, que era como se llamaba entonces a la Policía (Reglamento de Servicio de 10 de octubre de 1844, artículos 13 al 19 y 40, y circular del Ministerio de la Gobernación de 6 de junio de 1845). ¿Fue tan mala la policía para que la pusieran al frente de la Guardia Civil en cuanto a la prestación de servicio y que esto lo consintiera Narváez? ¿No demuestra este hecho que la Policía es más antigua que la Guardia Civil, ya que se la dotó de un reglamento orgánico el 30 de enero de 1844? Venía actuando de forma ininterrumpida desde 1824. No se ha podido escoger mejor imagen para ilustrar este artículo que la de Pinocho. Hubiera quedado perfecta con la nariz un poco más larga.

Atentamente,

Martín Turrado Vidal.

Inspector Jefe Jubilado de C.N.P. Historiador.

Como prueba de uno de los errores más graves del artículo, copio el original del Real Decreto de 4 de octubre de 1835, para que lo pueda comprobar fácilmente. Todas mis afirmaciones se pueden comprobar acudiendo a las fuentes que cito.

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