La fuerza mínima indispensable… pero no siempre es así (II Parte)

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Primero, vamos a tratar un “exceso relativo” de fuerza o celo policial. Agentes que por estrés, o por la imagen que dejó un delito violento les queman las vísceras y en su empeño en la detención arrasan lo que les pongan delante.

No hablamos de matones, por desgracia alguno hay, son agentes de nuestra policía, que normalmente deben ser fríos y ser la “pausa” de la sociedad, coge aire se dicen… Pero hay malvados que logran doblegar su voluntad. Siendo un aspecto controvertido y se admiten opiniones encontradas, hacérnoslas llegar vía h50 Digital, pero en el fondo, los agentes y profesionales de la seguridad, están de acuerdo que lo más importante es evitar el daño y acomodar la fuerza a la tan necesaria lógica policial

Las persecuciones en el horario nocturno, por ejemplo, son una necesidad sin la cual multitud de delincuentes saldrían impunes y se reirán de la sociedad. Y a las estadísticas nos remitimos. Normalmente no conllevan más riesgo que para delincuentes e intrépidos agentes que ponen en jaque su integridad por el bien común

Pero, ahora bien, ¿qué pasa en la persecución en horario diurno? con la ciudad despierta y en constante movimiento.

Durante el día, los agentes suelen tener una máxima y una inteligencia que les hace valorar el riesgo, no para ellos, que interpondrían sin dudarlo su “zeta” o “furgón combi”, UIP, ante los sujetos en fuga… solo para detenerlos y evitar que estos dañen a sus conciudadanos, ahora vamos con los peros…

…Pero para perseguir a un delincuente por la calle Alcalá de Madrid a las 17 horas de un día cualquiera, hay que tener redaños, y una pericia que la mayoría de los agentes que se meten en ese “fregado” la tienen. Está claro que los novatos ,sin ofender, normalmente no tienen la experiencia de miles de kilómetros en patrullas y conducir el coche particular es muy muy diferente, pero……

Pero, aunque seas Carlos Sainz o Fernando Alonso sabes que, aunque tú estés cualificado para conducir a esa velocidad y jamás pases tus limitaciones personales al volante, es muy posible que el conductor que huye pase sus límites con creces y acabe en accidente. Y si es de noche, pues es cosa de dos, pero de día cambia muchísimo y nuestros amigos de uniforme suelen ser cautos.

Me dicen que, las denominadas “piras” en su argot, deben finalizar en los primeros minutos de iniciarse, encerrando, golpeando o bloqueando a los “delincuentes”, o si esto no es posible, nos dan tan solo dos opciones, a debate en h50 Digital.

Por un lado, los agentes deben retirarse y comunicar dirección de huida y esperar que los sujetos abandonen el automóvil, localizarles es algo complejo en estos casos, pero el bien protegido es el ciudadano. Y una segunda opción, más policial, y suele ser efectiva, pero que por lo que cuentan no está en sus protocolos, es darle al “malo” espacio, sin presionarles, al ir dando los puntos de paso por sus emisoras.

Los policías van cercando la huida, siendo conscientes que los autores pueden darles esquinazo igualmente, pero al no tener la presión cerca de los “Patrullas” la velocidad será menor, y, el que huye, no forzará sus limitaciones en conducción

Por tanto, cuando una persecución se origina con la ciudad en movimiento y llena de vecinos, y los agentes mantienen esa persecución, estaríamos en una intervención en la que el celo o la fuerza estatal exceden de lo aconsejable. Guste o no esta idea, forma parte de multitud de policías de todos nuestros cuerpos. Pero, se dan estos hechos en ocasiones, no muchas, pero si a veces.

No estamos diciendo que se deje sin perseguir, solo que, con mucho aplomo y precaución, dependiendo del entorno, rural, carretera abierta, centro ciudad, de la pericia del perseguidor… entre otros valores, y, por supuesto, de la peligrosidad del fugado; no es igual un joven de 16 años que le cogió el coche a los padres, que un terrorista en busca y armado hasta los dientes.

…Pero no siempre es así…

En segundo término, la falta de fuerza mínima indispensable ocasiona lesiones, saqueos, y, en definitiva, aumenta el daño del delito y deprecia la sensación de valor de la policía ante los ciudadanos de bien, que nunca entienden esa “debilidad” en la fuerza que como soberano y súbdito a la vez otorga a sus Cuerpos de Seguridad.

Esta debilidad es igual de controvertida, e igualmente se admite “debate”, como dicen los policías: la “autocrítica” es fundamental para mejorar cada día su trabajo…

…Hace unas semanas nos vimos con la desagradable noticia de una policía de Valencia a la cual un detenido violento golpea causándole graves lesiones en el área de los calabozos, donde la agente se encontraba sola, sin el apoyo que a la postre se comprobó imprescindible… por falta de personal, por confianza, por agilizar los traslados de detenidos, o por no pedir colaboración. En estas situaciones que parecen trabajo “rutinario” se producen accidentes e incidentes.

La confianza, relajación, penuria de personal y prisa por finalizar diligencias policiales, y por tanto, la relajación de las medidas de “autoprotección”, es una de las más habituales formas de pobreza en la fuerza policial que se debe aplicar…

Las noticias en estos días dejan un vacío triste con la emotiva despedida de un agente UIP que aquel “Día de Urquinaona” fue aplastado con saña por radicales, provocando tiempo después una jubilación forzosa y dolorosa para él y para sus compañeros, una vil agresión causada en cierta medida por la falta de fuerza pública

…La vergüenza de los catalanes y españoles observando la imagen de los Mossos de Escuadra, pintados y clavados al suelo, humillados por la realidad política catalana en un desalojo ordenado por la autoridad judicial… Vergüenza!!!

…Es en el orden público donde una parte de la “opinión pública” critica exceso de contundencia. Pero la realidad es que en los disturbios se encuentra la mayor carencia de fuerza, debido a que, es el poder ejecutivo quien ordena actuar a los antidisturbios, los cuales, salvo para defender su integridad, no tienen poder de actuación, ya sea que quemen coches, bancos o les pinten la cara… Algunos “políticos” prefieren agentes heridos o imágenes de policías por los suelos que reproches de una parte de sus votantes. Aun sabiendo que los radicales aprovechan las cámaras para hacerse pasar por víctimas y tantas veces se demuestra la mentira, que otra parte de la ciudadanía exige contundencia, y el resultado final son bandos enfrentados y mayor daño en los disturbios.

Si a los oficiales antidisturbios les dejasen hacer su labor con coherencia y la “fuerza suficiente” ,mejor que mínima, con el apoyo institucional y la consabida supervisión judicial, no tendríamos población enfrentada, menos daños y lesionados. Una metáfora: si abonas una planta crece. Si permites a los radicales campar a sus anchas, enfrentarse entre ellos o, peor aún, a la policía, y sin consecuencias, florecerán. De 200 radicales lanzando piedras se detienen dos, los que son captados por cámaras o identificados, no más…

Las actuaciones policiales con déficit de empleo de fuerza, en más o menos medida, son mucho más numerosas que la suma de las que exceden y en las que se emplea la fuerza mínima, me gustaría más necesaria, justa, apropiada, etc… Indispensable…

El día 25 de mayo pasado, en el artículo “El abogado del Diablo”, hablamos de una intervención en la que la contundencia no debería haber relatado lesiones en las Fuerzas de Seguridad, sorprendidos por una violencia desmedida de un gigante.

Quizá la falta de experiencia, de formación ante incidentes de extrema violencia o ese “miedo” a la sanción, a la condena judicial si la fuerza empleada excede el mínimo.

Por ello, el mínimo debe desaparecer para convertirse en justa y necesaria. La falta de contundencia policial provocó que 6 agentes cayeran ante un gigante y que, por suerte, una mano amiga al final hizo caer al gigante…

Las dudas de los policías en el uso de sus armas debido a las consecuencias penales o disciplinarias, provocan acontecimientos muy peligrosos para los agentes: dos metros, unos 40 años, un cuchillo y aparecen las lesiones a los policías o viandantes, sangre y gritos.

La situación aquel día empeoró… el “gigante” arrebata un arma de dotación, que no llevaba un cartucho en la recámara, único motivo por el que viven otro día los dos agentes que logran huir. Cuatro agentes más de apoyo llegan al lugar, con conocimiento de la peligrosidad de la situación y que el agresor porta el arma de un policía. Los cuatro agentes logran cerrarle el paso y cuando intentan reducirle arrebata otro arma de fuego, disparando contra uno de los policías que salva la vida gracias al chaleco antibalas, el disparo impacta en el pecho.

Emprende la huida, pero tropieza con un aliado de la paz y el orden, que derriba al “gigante”, y los cuatro agentes lo reducen, utilizando la “fuerza mínima indispensable”, que, de ser fuerza continente y justa al inicio, no tendríamos tal gravedad en los hechos. Ese día no lamentamos vidas, pero no porque los agentes usasen la fuerza, sino por “suerte” quizá.

…Pero no siempre es así…

Posdata… Creemos en la valía de las policías, conocedores de vuestro día a día… y en esa nos tendréis… y recuerden “tengan cuidado ahí fuera”.

Autor: Hill Street Blues para h50 Digital

Fuerza mínima indispensable … la fuerza

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