Terrorismo de etiología yihadista: su previsible metamorfosis dinámica

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La pandemia del COVID-19 y sus efectos sanitarios y económicos ha copado la atención informativa de los medios de comunicación desde el mes de febrero. La acción disruptiva de un fenómeno tan grave llega, prácticamente,  a anular la perspectiva de la atención mediática sobre el conjunto de amenazas a la seguridad nacional e internacional, sobre las que se habla de manera muy puntual, lo que lleva a mantener a la sociedad -en éste ámbito- desinformada de manera general.

En cambio el terrorismo de etiología yihadista continúa actuando y desgraciadamente va a seguir actuando y creciendo. La información sobre esta amenaza ha desaparecido prácticamente de los medios generalistas lo que provoca una suerte de ‘falsa confianza’ de la ciudadanía que percibe erróneamente que se trata de una amenaza acabada o en vías de desaparición. Nada más lejos de la realidad pues estamos ante un momento inquietante. Además de que las estadísticas son claras y rotundas a la hora de despejar cualquier optimismo respecto de esta amenaza, los análisis respecto de sus mensajes, textos y perfiles, en realidad, lo que genera es una perspectiva de incertidumbre que apunta a que es posible enfrentar, en el futuro, acciones terroristas en las que se materializarán ‘nuevas’ metodologías. La novedad no radica en que sean desconocidas, sino que habiendo sido descritas en manuales y publicaciones terroristas desde hace mucho tiempo, observamos que se están produciendo indicaciones claras y taxativas por parte de los diferentes actores terroristas a sus seguidores para que las empleen, especialmente para ser puestas en práctica en Estados Unidos y Europa.

La información sobre esta amenaza ha desaparecido prácticamente de los medios generalistas lo que provoca una suerte de ‘falsa confianza’ de la ciudadanía que percibe erróneamente que se trata de una amenaza acabada o en vías de desaparición

En cuanto a las estadísticas me referiré a las últimas facilitadas por el magnífico reporte permanente del analista Carlos Igualada y presentadas en el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo:

A lo largo de junio, se han producido al menos 184 atentados en los que han perdido la vida un total de 847 personas…los países que han sido escenario de al menos un atentado de inspiración yihadista, siendo estos: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Filipinas, Tailandia, Indonesia, Libia, Argelia, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad, Somalia, Kenia, República Democrática del Congo, Mozambique, Estados Unidos y Reino Unido”.

El DAESH, aunque ha reducido su actividad en el conflicto de Siria e Irak está reconstruyendo capacidades operativas en el área. Afganistán está sufriendo ataques de grupos y sujetos vinculados a la violencia yihadista, como otros países que van desde Filipinas al Reino Unido, pero hemos de señalar con especial atención la evolución de esta amenaza en el área sahelo-sahariana, desde el Cuerno de África hasta la Costa Occidental del continente africano. La situación de Libia va a incidir en la actividad del terrorismo yihadista, más de lo que muchos pueden imaginar, no digamos ya la situación de Mali. Tan sólo analizar esto nos llevaría a un trabajo minucioso y detallado que no es objeto del presente artículo.

Imagen cedida por la revista Al-Ghurabá

METAMORFOSIS DINÁMICA

Una de las características del terrorismo yihadista es su metamorfosis dinámica, su cambio permanente y su capacidad para modificar metodologías y tácticas e incluso implementar cambios en las estrategias.

Ya hace tres años, las autoridades francesas informaron sobre sus trabajos de prevención sobre posibles ataques mediante el sabotaje a trenes, incendios forestales o envenenamiento de alimentos en Europa (Le Parisien, septiembre de 2017) en aquella época, la revista Inspire de Al Qaeda explicaba con todo lujo de detalles fotográficos cuáles son las técnicas para atacar haciendo descarrilar trenes.

El terrorismo yihadista es una amenaza muy difusa y líquida. Un individuo puede lanzar una fatwa o mandato en Siria, Yemen o el Sáhara a través de una revista o redes sociales y distintos individuos (no necesariamente células complejas) que viven en París, Londres, Madrid o Moscú pueden asumirlo como un mandato ejecutivo.

Este terrorismo es poliédrico, multidimensional, y aún va a mostrarnos muchas más caras. Quedan metodologías anunciadas por el propio yihadismo que todavía no han sido empleadas y que pueden causar verdaderos estragos, especialmente si atendemos que hasta ahora el terrorismo de etiología yihadista ha ido materializando sus ataques recurriendo a métodos consignados en diversos manuales, uno de los más importantes se le imputa al sirio -nacionalizado español- Mustapha Setmarian.

Por su propia idiosincrasia, hemos de hablar de un fenómeno que, en buena medida, encuentra una fortaleza en su metamorfosis dinámica, en su capacidad de cambio permanente, por más que tales cambios puedan desarrollarse en más o menos tiempo, pues el tiempo no es para ellos una medida precisa, como puede ser para nosotros, para nuestras sociedades o para nuestros estados sometidos a intereses políticos.

A veces intereses espúreos, caracterizados por el cortoplacismo y la necesidad de resultados inmediatos, sin importar la realidad de una amenaza compleja como ésta, amenaza que requiere de respuestas a corto, medio y largo plazo, siendo éstas últimas aquellas en las que debemos poner lo mejor de nuestro conocimiento y el ámbito en el que deberíamos aplicar una prospectiva adecuada para dejar de ser reactivos a llevar la delantera frente a las capacidades del terrorismo yihadista, que no sólo se conforma como una táctica, una estrategia, una expresión de violencia, sino que es en sí mismo una ideología, por lo tanto, un fenómeno que se desenvuelve -y lo hace con éxito- en el mundo de las ideas y la palabra

Hace años que diferentes medios de propaganda de los diferentes actores terroristas, en vídeos y revistas realizados con una gran calidad gráfica han lanzado mensajes en los han venido describiendo las ‘nuevas’ formas de atacar en Europa y en Estados Unidos,  mensajes que más parecen destinados a actores individuales o células de mínima integración para que ataquen objetivos sensibles, más que estratégicos. Lo que también se denominan ‘objetivos blandos’, como supermercados, edificios (que no tienen porqué ser emblemáticos), ataques contra el Medio Ambiente (mediante el incendio indiscriminado
de bosques).

Una vez más, el terrorismo de etiología yihadista y takfir, se apoya en metodologías de ataque que bajo ningún concepto están permitidas por el hecho religioso islámico al que aparentemente se vinculan, cuando en realidad la expresión de terrorismo yihadista no es más que la negación completa de ese hecho religioso rectamente interpretado.

En las últimas semanas, recurriendo a buena parte de esos materiales, mediante los medios habituales, se han intensificado los mensajes a los yihadistas comprometidos para que aprovechen la noche para incendiar edificios habitados, por ejemplo. Divulgan una serie de acciones, y como llevarlas a cabo, que someterían a un gran desconcierto tanto a las autoridades como a los ciudadanos.

Como en algún momento he advertido se trata de atacar en el ámbito de la vida DAESGcotidiana de la gente, porque ahí son capaces de generar mayores dosis de terror. Ésta es una dinámica que ya hemos visto en el pasado reciente como los ataques realizados mediante atropellos masivos e indiscriminados acuchillamientos en zonas de esparcimiento público, etc.,  sin descartar que vuelvan a recurrir a ataques como los realizados la noche de Bataclan, en terrazas al aire público, parques, etc.

Se trata de atacar en el ámbito de la vida cotidiana de la gente, porque ahí son capaces de generar mayores dosis de terror

Esta metodología además se explica por el terrorismo yihadista como una metodología eficaz que resulta especialmente indetectable para las fuerzas y cuerpos de seguridad. Cabe preguntarse si verdaderamente recurrirán a este tipo de métodos, yo creo que sí, que recurrirán a los mismos. A lo largo del tiempo, las metodologías diseñadas, estudiadas y probadas por el terrorismo yihadista se han materializado, y no cabe descartar que en este momento metamórfico de este criminal fenómeno, con sus mensajes expresos y taxativos, estimulen la acción de actores individuales capaces de generar este tipo de estragos que evidentemente causarán un gran dolor en la sociedad que se vea afectada.

Los objetivos de este tipo de ataques, especialmente en estos momentos en Europa y EE.UU, son varios. Uno es buscar una reacción contra los musulmanes, contra el diferente, contra los que llegan a nuestros países, como forma de retroalimentar su ideología y hacer que estos inmigrantes, ante el rechazo que pueden percibir se muestren más porosos a su ideología. Mediante la manipulación de ideas y palabras inciden en la ‘victimización’ de su rechazo, atacar cualquier identificación con el entorno que les acoge, para ofrecerse como un nuevo entorno que les reconoce, que refuerza su identidad de manera retorcida. El reto para nuestra seguridad puede ser verdaderamente impresionante.

Frente a este reto, España necesita generar, dentro de lo permitido por nuestro ordenamiento jurídico, mecanismos legales cada vez más eficaces para continuar con la posibilidad de actuaciones ultratempranas y sobre todo no abandonar el Plan Estratégico Nacional de Prevención Contra la Radicalización Violenta al que deben vincularse todos los escalones administrativos, algo que está pendiente pues los políticos municipales, en muchos casos ni conocen este recurso del Estado y quienes lo conocen, simplemente, prefieren dejarlo a un lado por un simplismo intelectual bastante ridículo, salvo honrosas excepciones como es el caso de la ciudad de Málaga. Si no actuamos, esperemos lo peor.

Referencias https://observatorioterrorismo.com/analisis/observatorio-de-atentados-yihadistas-de-junio-de-2020/

Chema Gil 

Co-director del international Security Observatory
@ChemaDireccion

Artículo extraído de la revista Al-Ghurabá, nº 36, edición agosto 2020, ISSN 2565-2222

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