Fuerzas Armadas: los mejores, los olvidados

Comparte ese artículo

Mucho se escribe de los peores, casi toda la opinión escrita y no escrita se centra en quienes practicamos la política de una manera, por decirlo de una manera suave, mejorable.

En tiempos de paz los ciudadanos se centran en sus vidas, en sus derechos, en cómo lograr un empleo y mantener a sus familias, y no es poca cosa con la que está cayendo. También en tiempos de paz se producen escaramuzas entre naciones, por muy diversas motivaciones, la mayoría de ellas ridículas y propias del cortoplacismo cuasi oligofrénico de la raza humana.

Cuando vienen mal dadas, cuando el peligro incluso de la propia vida se percibe con nitidez por los ciudadanos, es ahí, (y desgraciadamente sólo ahí), cuando se habla de los hombres y mujeres uniformados que, obviando el mismo miedo que los demás tienen, se ponen al frente del peligro, lo combaten y lo eliminan, a riesgo de sus vidas y en alguna ocasión, perdiéndola.

Largo y tendido he hablado de mis compañeros héroes de Policía Nacional, de la Guardia Civil y las Policías Locales que se dejan la piel para ayudar a los ciudadanos 24/7, pero hoy quiero hablar de nuestros militares, y quiero hablar de ellos porque cuando se les necesita están, y están como tienen que estar, con dos cojones, (perdón)

Mi buen amigo Sergio, Infante de Marina. Un hombre que a sus cuarenta y pocos se ha enfrentado a la muerte en medio mundo, en Afganistán, en Irak y en Mali. Ello no impidió que tuviera que enfrentarse hace unos años a un examen para seguir prestando su esencial ayuda. Mientras nosotros disfrutábamos de nuestras vacaciones en agosto, él estudiaba a nuestro lado para mantener su trabajo.

Este soldado debería ser un héroe al que dedicarle calles, y no un mileurista que tiene que hacer equilibrios para poder dar de comer a su familia y jugarse la vida cada vez que alguna vida esté en peligro en este mundo terrible.

Pepe, un buen oficial que sufrió un terrible accidente en unas maniobras que costó vidas y a él unas terribles lesiones de las que jamás se curará, y que se enfrenta a la ignominia de tener que seguir pleiteando contra el Ministerio para que se reconozcan estas lesiones y se responsabilice a quien realmente es responsable. Totalmente indigna su situación.

Bernardo, mi gran amigo y compañero, perteneciente a la UME. Deja a su familia de lado y es trasladado cada vez que una calamidad asola algún territorio de nuestro país. Salva vidas, ayuda, ayuda y después, ayuda.

Estoy infinitamente orgulloso de ellos, son tres ejemplos, (tengo la suerte de poder contar muchos más), de lo que son nuestros militares, de lo imprescindibles que son y del compulsivo maltrato que sufren por parte de los políticos responsables de su situación.

Dentro de este terrorífico Gobierno la responsable de la Cartera de Defensa es de lo mejorcito, pero aún así, no hay nada más aparte de buenas palabras para, según dice ella: “los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas”

Le voy a dar pistas de como reconocer la labor de esos hombres y mujeres:

  • Ministra, deje de prescindir de los magníficos servidores públicos que son repudiados por su Ministerio por una cuestión de edad.
  • Suba el salario a quienes se la juegan por nuestra seguridad. Le doy una pista de donde sacar ese dinero: dinamite los inútiles Ministerios de Universidades, el de Consumo y el de Igualdad. Aún le sobrará “manteca”

Acabo esta pieza con lo justo: un homenaje que sale de lo más profundo de mi convicción, de mi ideología y de mi corazón a estos hombres y mujeres que se visten un uniforme y se la juegan para salvar a inocentes, para proteger a quienes les necesitan prestando un servicio a la humanidad tan impagable como esperanzador.

Gracias hermanos, algún día habrá un Gobierno que esté a vuestra altura. Hoy no.

Autor: Pablo Cambronero | Diputado XIV legislatura en el Congreso de los diputados, analista de Interior y policía nacional

2 comentarios en “Fuerzas Armadas: los mejores, los olvidados

  1. Totalmente de acuerdo;pertenezco a Sanidad Militar desde 1977……hasta la fecha.Seguimos siendo mileuristas,pero lo peor no es esto,es la forma de tratarnos.Cuando pasa alguna desgracia…que buenos somos,aplausos….cuando se calman las cosas….desconocidos,ignorados,denigrados.Cuestiòn de aconstumbrarse por lo que veo.Triste.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

error: Contenido protegido por derechos de autor c) 2021 h50. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.