¡¡YA ESTÁ BIEN!!

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La canción “¡Ya está bien!” del grupo musical Celtas Cortos es un grito de hartazgo y descontento ante la situación que se vivía en aquel momento, año 1992, tanto a nivel personal como social. Desde el primer verso, la banda expresa una clara exasperación con frases como “¿nos tomáis el pelo?” y “¡pero qué os creéis!”, que reflejan una sensación de ser engañados o manipulados. Este sentimiento de frustración se ve reforzado por la repetición de “Bueno, ya está bien, parad de una vez”, que actúa como una llamada a la acción y al cambio. La letra también aborda la incertidumbre del futuro, una temática recurrente en la obra de Celtas Cortos. La mención de “el futuro es incierto” y “esto se ve a diario” sugiere una resignación ante la imprevisibilidad de la vida.

Pues bien, emulando el grito de hartazgo de Celtas Cortos, que es más que aplicable a los momentos que vivimos actualmente,  decimos, ¡Ya está bien! que el presidente de EE.UU. trate de amedrentar a la UE, cuando Europa es la cuna de la civilización occidental, con una guerra arancelaria, que sin duda también perjudicará a ellos ¡Ya está bien! que Trump trate de  arrinconar a Ucrania, cuando el invasor ha sido Rusia, haciéndose ahora aliado de un genocida como Putin ¡Ya está bien! que Sánchez le haga la ola a Marruecos, financiando proyectos y nacionalizando desde 2018 a 229.664 inmigrantes procedentes de Marruecos, que son casi cuatro veces más que los que vienen de Colombia (61.559), el segundo país que más ciudadanos nacionalizados aporta al censo, cuando Latinoamérica tiene el mismo idioma, costumbres y religión que nosotros ¡Ya está bien! que Marruecos derribe viviendas de ciudadanos españoles construidas legalmente hace  décadas sin previo aviso ni compensación económica, ni siquiera pudieron retirar sus pertenencias, con el fin de construir complejos turísticos con la vista puesta en el mundial de futbol de 2030.

Sigamos ¡Ya está bien! que Sánchez haga una nueva cesión a los golpistas para mantenerse en la poltrona monclovita, registrando en el Congreso una proposición de Ley, a todas luces inconstitucional, por el trámite de urgencia, para que Cataluña gestione las competencias en inmigración, puertos y aeropuertos, con devoluciones de extranjeros. Cataluña también se encargará de expedir el documento de identidad a extranjeros (NIE), controlando las autorizaciones de residencia temporal y de larga duración, además de ejercer la competencia sancionadora en los procedimientos administrativos; ¡Ya está bien! que el gobierno sanchista se pase por el forro de los despropósitos la doctrina y jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que reiteradamente en más de una decena de sentencias, que hacen referencia a la nacionalidad y extranjería, estableciendo que el Estado tiene competencias exclusivas en “nacionalidad, inmigración, emigración, extranjería y derecho de asilo”, por lo que dicha proposición de Ley es una violación flagrante de la Constitución, como también reconocen la inmensa mayoría de destacados juristas.    

Más aún ¡Ya está bien! que Jorge Domingo, Consell de Puigdemont, haya desvelado un nuevo plan de referéndum para Cataluña, pactado o no, que incluye recogida de millones de firmas, deslegitimando a su propio Parlamento Catalán, con el fin de  convencer a la ONU para que apoye la secesión, incluso aludiendo al aprovechamiento de la guerra en Ucrania y el conflicto de Palestina ¡Ya está bien! que el Partido Socialista de Cataluña se haya convirtiendo en otro partido separatista más, según el presidente de la plataforma Convivencia Cívica Catalana Ángel Escolano. 

    Aún más ¡Ya está bien! que el Fiscal General del Estado Álvaro García Ortiz, imputado por el Tribunal Supremo, siga en su puesto para continuar obstruyendo a la justicia ¡Ya está bien! que la teniente fiscal del Tribunal Supremo y la Abogacía del Estado defiendan la aplicación de la Ley de la Amnistía al golpista y malversador Puigdemont, dándole la razón a su abogado Gonzalo Boye, condenado por terrorismo.

Y, un sinfín de más desvergüenzas, incluidos los enésimos asuntos de corrupción que rodean al propio Gobierno, que necesitaría unos cuantos volúmenes para desarrollarlos debidamente. Todo lo anterior, como ha dicho el grupo musical Celtas Cortos, es un grito de hartazgo denunciando la situación actual en la que vivimos y también una llamada a la acción y al cambio, ante un sarpullido de mangantes que nos avergüenzan día tras día (Alfonso Ussía). 

Bueno, ya me recojo, no sin antes citar a Víctor Hugo, que dijo “entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una complicidad vergonzosa”.

MANUEL NOVÁS CAAMAÑO

Abogado      

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