El pasado 11 de mayo, la Policía Nacional detuvo a un menor extranjero no acompañado (mena) en el centro de acogida de Batán, en Madrid, tras protagonizar un brutal ataque contra el personal del recinto. El joven, de 17 años y origen argelino, noqueó a un vigilante con un puñetazo, mordió a otro trabajador y amenazó con quemar el edificio y agredir sexualmente a las educadoras.
Intervención policial y traslado del agresor
El incidente se desató cuando el menor comenzó a alterarse y lanzar amenazas contra una educadora, asegurando que la iba a agredir. Ante la llamada de auxilio, un vigilante intentó intervenir, pero recibió un golpe en el rostro que lo dejó inconsciente. Otro trabajador sufrió una mordedura en la mano mientras intentaba contener la situación.
La Policía Nacional acudió al centro para controlar el altercado y trasladó al joven al Grupo de Menores de la Policía Judicial. Sin embargo, a pesar de la gravedad del ataque, el menor no recibió ninguna medida cautelar y fue devuelto al centro de acogida.
Denuncias sobre la gestión del centro de Batán
El centro de menores de Batán, gestionado por la Fundación Antonio Moreno, ha sido objeto de críticas por parte de sus trabajadores, quienes denuncian que la situación se ha vuelto insostenible. Algunos empleados han declarado que han sido víctimas de agresiones constantes y que el centro nunca debió abrirse.
Este suceso ha reavivado el debate sobre la seguridad en los centros de acogida y la gestión de menores con antecedentes violentos. La falta de medidas efectivas para prevenir estos episodios genera preocupación entre los profesionales que trabajan en estos espacios.
Un problema sin solución clara
El ataque en Batán pone de manifiesto la necesidad de revisar los protocolos de seguridad en los centros de menores y garantizar la protección tanto del personal como de los internos. La ausencia de medidas tras episodios de violencia como este deja en evidencia las fallas del sistema, que sigue sin ofrecer soluciones efectivas ante situaciones de riesgo.
Pues con sus padres a Argelia y si no tiene con su dichosa madre que lo echara de menos.
No tenemos porqué aguanta este tipo de gente
La Ayuso en Madrid va del mismo palo que su homólogo progre andaluz Moreno Bonilla, “con un corazón asín de grande” y gastando un pastizal en acogimiento de menas sin medidas efectivas ni de seguridad ni de integración.