Todo el mundo lleva un lobo dormido dentro

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Columna de Ricardo Magaz en h50 Digital Policial. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”

Pido disculpas por la autocita pero me viene bien para mi propósito argumental. Lo tengo escrito a modo de sentencia introductoria en algún libro. La frase completa, con la que pretendo hacer un resumen, dice: “Nada bueno esperes del género humano; lo demás es ganancia para la especie… Cabe no obstante lugar para la esperanza”.

¿Ser un psicópata?

Puede parecer algo tremendista pero resulta tan cierta que no admite apenas lugar para la duda ni siquiera piadosa. Y lo es, tanto se mire con ojos de espectador como desde la óptica profesional.

¿EXISTE EL GENOTIPO DEL “CRIMINAL ATÁVICO” Y LA PREDISPOSICIÓN AL INNATISMO PERVERSO?

El hombre es capaz de lo mejor y también de lo peor sin cambiar de acera. No hace falta padecer un desorden de identidad, ser un psicópata o un sociópata para ello. Y ese es el problema.

Asesinato

Montserrat González ejecutó por la espalda a Isabel Carrasco de tres tiros en la cabeza. Luego, no le quedó más remedio que confesar el crimen. “La maté y lo volvería a hacer; no me arrepiento”, admitió en su declaración ante la policía y en el juicio en la Audiencia Provincial. Le cayeron 22 años de prisión por asesinato y atentado a la autoridad. ¿Cómo una tranquila ama de casa acomodada y sin antecedentes pudo consumar una acción criminal de esta magnitud? Lo hizo, es evidente. Ahora bien, ¿alguien cree que Montserrat sería tan desalmada de robarle el bolso a una anciana o que no ayudaría a pasar un semáforo a un ciego que pidiera el favor?

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20 años de cárcel

Triana Martínez tuvo la desdicha de que Montserrat, su madre, no le pusiera límites. La ingeniera participó en la logística que requería el crimen premeditado de Isabel Carrasco. 20 años de cárcel le costó la broma como cooperadora necesaria en el asesinato. No se podía prever algo así en una joven promesa de las telecomunicaciones con un porvenir más que aceptable. ¿Alguien cree, sin embargo, que Triana le negaría una transfusión de sangre a un pariente?

“A LA AGENTE DE POLICÍA LOCAL LA CONDENARON A 14 AÑOS POR CÓMPLICE EN EL MAGNICIDIO DE LA PRESIDENTA”

La policía local Raquel Gago se complicó la vida absurdamente. Su pena (la punible) fue menor que la de la madre y la hija. La condenaron a 14 años por cómplice en el magnicidio de la presidenta y tenencia ilícita de armas. Sus colegas corporativos declararon ante el tribunal que cuando patrullaba las calles como agente de barrio su trato con los ciudadanos era excelente. ¿Alguien cree que Raquel Gago no ama a los niños, a las plantas o el noble arte de la restauración?

“Criminal atávico”

En efecto, el ser humano es capaz de las mejores obras y de las más abyectas a la vez. No hay que sufrir necesariamente una patología ni ser un marginal o un fugitivo de la justicia para ello. Se trata de la naturaleza con la que venimos al mundo. Lo que Lombroso, Garófalo o Ferri describieron en sus tratados criminológicos del siglo XlX como conductas propias del “criminal atávico” que arrastramos por el genotipo de millones de años y la predisposición al innatismo perverso. Asusta, sí, pero negarlo es infantil y de una ingenuidad peligrosa.

“EL HOMBRE ES CAPAZ DE LO MEJOR Y TAMBIÉN DE LO PEOR SIN CAMBIAR DE ACERA”

Todos llevamos un lobo dormido dentro. Son numerosas las situaciones en que poco o nada honesto se puede aguardar del género humano; sólo hay que echar un vistazo a los libros de historia o a la crónica negra de cualquier periódico. Y por supuesto, a la sección de sucesos de h50 digital policial. ¿Cabe no obstante lugar para la esperanza? Sí, necesariamente.

(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, ensayista y miembro de la Policía Nacional (sgda/ac)

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