
Manuel Avilés*
Uno no anda, a estas alturas, como para tener memoria de por cuántas aulas ha pasado con más pena que gloria. Hoy, como Sócrates, solo sé que no sé nada y aun eso lo dudo. Evito decir Sócrates y Aristóteles, también Demóstenes o César. Sí puedo decir Plotino, Platón, Kant o Hegel, pero no Santos Padres, refiriéndome a los obispos y predicadores de los primeros siglos después de Cristo que, intentando arreglar el cristianismo, lo complicaron extremamente, situándolo como una religión obtusa y abstrusa. Omito decir Sócrates y todo lo demás – lean “Cuarenta años de cárcel. Sin redención”- porque en mi colegio claretiano, el Padre Jacinto, que daba filosofía, nos duchaba a la clase entera cada vez que soltaba una ese larguísima, con el nombre de alguno de estos filósofos y no quiero caer en esa guarrería. Había que ir a sus clases con impermeable y paraguas – yo, interno en el sector pobre, no tenía ninguna de estas dos cosas- y por eso siempre acababa sus clases chorreando y convalidando mis aprendizajes sobre Sócrates y Aristóteles por la ducha de los sábados.
Unos años después, en Filosofía en Granada, había una asignatura llamada Psicología General, que nos daba sin ducharnos, aunque también le patinaban las eses, un profesor llamado apodado Sacarino. Este hombre no nos duchaba. Nos hablaba de Freud y sus actos fallidos, entre otras cosas. Tampoco se pasaba con las pulsiones sexuales, esenciales para Freud, porque Franco aun andaba vivo y los curas y obispos mandaban más que el cabo Colomera, que este condenaba sin juicio, solo con su leal saber y entender las leyes y daba hostias como panes. Los curas solo hablaban del sexo para condenarlo, amenazándonos con el infierno, aunque parece que ellos tenían bula para meter mano en algunos casos. Algunos de esos curas – uno que daba Derecho Canónico en Alicante, también se cebaba cuando hablaba de sexo, como si el Canónico no fuera otra cosa, se deleitaba con el acto conyugal hasta que un día, Paco Blat, escondido detrás de mi dijo: eso es como si un manchego hablara de barcos.
Freud, muy sexual el hombre, es imprescindible ahora mismo para interpretar la política. ¿Qué ha querido decir la vicepresidenta Yolanda – esto no puede ser no más que una canción, quisiera fuera una declaración de amor, romántica sin reparar en formas tales, que ponga freno a lo que siento ahora a raudales, cantaba Pablo Milanés y yo no puedo cantar eso, porque mi chica divina no se llama Yolanda-?. Vuelvo al redil, la vicepresidenta Yolanda ha dicho textualmente en el Senado: “queda gobierno de corrupción para rato”. ¿Qué ha querido decir con eso? No me valen sus explicaciones de que ha sido un modo de reprochar a los peperos porque, dice, que se toman la corrupción a cachondeo. Si Freud estuviera vivo analizaría que estamos ante un lapsus linguae, un acto fallido flagrante. Actos fallidos, según Freud, revelan pensamientos o deseos inconscientes. Los revelan involuntariamente, representan deseos o miedos ocultos y no son simples errores o descuidos sino que tienen un claro significado psicológico subyacente.
Yolanda, según Freud, cree que hay corrupción y que esta va para largo. O tiene miedo de que vayan para tanto tiempo: el gobierno y la corrupción.
Líbrenme todos los dioses habidos y por haber de decir que este gobierno es corrupto. Jamás se puede afirmar una cosa así sin que haya, negro sobre blanco, un fallo judicial firme. Seamos anarquistas, pero con un respeto.
No obstante todo ese tema de la presunción de inocencia, el principio de legalidad, la seguridad jurídica, el derecho como norma necesaria de conducta, y demás gilipolleces que surgen en despachos con sillones mullidos, sueldos abultados y secretarias con falda estrecha, por cojones tenemos que afirmar que las sobrinas de Ábalos – como los volquetes de putas de Granados-, las chistorras y las lechugas de Koldo – como los va y viene a Andorra o a donde fuera de Pujol o de Naseiro o de Bárcenas- y las negociaciones e investigaciones de Leire Diez, huelen a podrido mucho más que aquellos libros de aquel jesuita moña, Martín Vigil, que nos hacían leer los curas para educarnos en nuestra adolescencia. Cierto olor a podrido, que era el titulo de un libro de obligada lectura en quinto de bachiller en aquel colegio donde yo recibí unas cuantas hostias como panes que no parecían dadas por un cura sino por el mismísimo cabo Colomera, comandante de puesto, que condenaba y ejecutaba la sentencia en el acto: bébete un botijo de agua entero y así se te pasa la cogorza, les decía ufano a aquellos pobres jornaleros que solo encontraban en el vino peleón, la salida a su miseria.
¿Leire Díez es una investigadora que está escribiendo un libro? Ella dice que sí, pero aquí pasa lo que en derecho, que si una persona sospechosa afirmar algo solo se da por verdadero lo que afirma en su contra. ¿Es Leire Díez una especie de “pequeño Nicolás” que va fardando de lo que no es? Eso abunda mucho. Yo he conocido centenares de personas humanas que han estado en la lucha contra terrorista, metidos hasta las cejas, salvando al país, infiltrados en la banda hasta los mismísimos y yo no los he visto por allí nunca.
¿Es Leire Díez una fontanera? ¿Estaba en contacto y actuando por mandato de las más altas instancias? ¿De quien recibió y por qué – si es que la recibió- esa orden de limpiar caiga quien caiga? ¿Qué es lo que hay que limpiar con tanta urgencia? ¿Andaba la periodista investigadora Leire haciendo ofertas a personajes relevantes para que le contaran miserias que pudieran ser usadas en procedimientos importantes? ¿Qué ofrecía y quien garantizaba esas ofertas? ¿Era todo una pura fantasmada, fruto de una pequeña Nicolasa?
Me apuesto un tercio de Alhambra – con doce personas. Ese es el tope porque si gano y me las bebo, pillo un lobazo como un carro de paja y, si pierdo, me arruino. Me apuesto un tercio de Alhambra a que el día once de Noviembre, creo que es el día fijado para su declaración, sigue empeñada en que todo es fango y su trabajo solo busca escribir un libro. Y para eso, claro está hay que documentarse. Eso, si no guarda silencio, como Ábalos y Koldo que ahora, el único que tira de la manta en el foro que sea es Aldama. Pura verborrea. Hay que aportar pruebas.
No sé si será un gobierno de corrupción que va a durar mucho como dice Yolanda o un gobierno de coalición. Una cosa está clara. La coalición hace aguas, hay intereses encontrados y nadie rema en idéntica dirección. Cada uno busca su avío, como dicen en mi Andalucía. No hay una propuesta que no requiera mil peticiones de cada grupo – puigdemones, peneuveros, bildus, esquerras, podemitas y hasta sumandos, que más parecen restandos.











