«Me siento traicionado». Con estas palabras, Iker Casillas ha expresado su dolor tras descubrir que dos personas de su máxima confianza —su empleada del hogar y un vigilante de seguridad de la exclusiva urbanización La Finca— le habían robado cinco relojes de lujo valorados en cerca de 200.000 euros.
El exguardameta del Real Madrid y campeón del mundo con España ha sido víctima de un elaborado plan que se desarrolló durante meses en su propia residencia de Pozuelo de Alarcón. Los autores, una pareja sentimental, sustraían los relojes originales y los sustituían por réplicas de alta calidad, con la intención de vender las piezas auténticas por partes sin levantar sospechas.
Entre los relojes robados se encuentran modelos conmemorativos grabados con fechas clave de la carrera de Casillas, como las Champions League ganadas con el Real Madrid. El valor sentimental de estas piezas hace que el golpe sea aún más doloroso para el exfutbolista.
La investigación policial se inició tras las sospechas del propio Casillas, gran aficionado a la relojería, al detectar que algunos de sus relojes no eran los originales. La Policía Nacional ha logrado recuperar uno de los relojes íntegro y partes de otro, mientras los detenidos ya han sido puestos a disposición judicial.
Este caso pone de relieve la vulnerabilidad incluso en entornos de máxima seguridad y confianza. Para Casillas, el robo no solo representa una pérdida económica, sino una profunda herida emocional: “Nunca imaginé que me harían esto desde dentro”, habría comentado a su entorno más cercano.
