Patrullando tu ciudad. Luces y sombras (III parte)

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En la Policía, no todo son gatitos y árboles o dolor y sufrimiento…

Decíamos que ayudar a la gente siempre es agradable, nos da sensación de pertenencia, de ser parte de algo mayor que la individualidad. El ser humano es TRIBAL, como dice Lex, y se posiciona. Quizá sea hora de que dentro de nuestro entorno próximo hagamos piña, hagamos algo por el vecino, y quizá, con suerte, esa bola crezca para dar cobijo con el tiempo a todas las tribus.

A esta mayoría de ciudadanos tribales que quieren ayudar a los demás dedicamos estos relatos policiales, que nos sirven para enseñar un lado que demuestra que nuestras policías son personas que desean ayudar y que en ocasiones presentan la cara más teatral de la vida, pero también la más humana…

El recuerdo… es algo que no es historia en mayúsculas, pero es nuestra historia. Las huellas del carácter salen de esas historias y definen quienes somos, no solo ante los demás, sino ante nosotros. 

En Metrópolis la vida sonríe y hay esperanza y luz... En Gotham la vida desconfía y está dividida, hay desazón y sombras… En Tu Ciudad la vida es real, hay LUCES y SOMBRAS…

Dijimos en “Metrópolis” que la luz es ayudarse, justicia, igualdad, una tribu que desea ayudar por el hecho de saber que eso esta bien y sienta mejor… En “Gotham” que la sombra es agachar la cabeza, no querer o no poder ver a los que gobiernan, ni a los que nos someten con sus violencias. Esas tribus urbanas, alguna de moda últimamente por sus tiroteos, solo son unos pequeños abusones, pero la sombra que los envuelve sí es una compleja tribu de abusones. Y entre ser Gótico o Metropolitano está el mundo real. Tu Ciudad es una combinación de ambos mundos…

La idea es contar unas pequeñas historias en minúsculas. Unos recuerdos de algunos de nuestros amigos de negro, verde, rojo o azul; relatos de cuatro líneas, que son el mundo real y que muchas son dolor y desazón, pero otras son humor y cooperación. Pueden ser ESPERANZA… como la vida misma….

CANTANDO

Patrullando en Tu Ciudad te requieren los sanitarios por un joven paciente de psiquiatría, que, a llamada de su abuela, está destrozando la casa con un hacha en mano los muebles y lo que se cruza. En este caso la tribu que fue no actuó con fuerza, que podría, sino que los policías tras calmarle, uno de estos se sentó con él en un banco de la calle y ante la mirada del resto, hablaban de cantantes. Y así sin más, el policía animaba al chaval a cantar. Ambos desentonaban algo de “Hombres G” mientras la doctora les decía a los policías: ¿A cuál de los dos me llevo? Sabiendo que ese momento de inspiración policial fue todo menos desacertado, todo un acierto.

ABUELOS

Un dispositivo de noche para prevenir los llamados “butrones” lleva a una pareja de policías a una alarma de un sensor de un banco en Tu Ciudad, y lo que encuentran, no es lo que esperaban. Hallan a dos ancianos, más de 60 años juntos y desahuciados… les explica el hombre que su mujer está enferma y que por ello decidieron que ante el frío entrarían en la zona de cajero, que al menos había calefacción. De día fueron desalojados de su vivienda, en ruina declarada. Sin hijos y con una pequeña pensión. Servicios sociales les había ofrecido ir a casas de acogida, pero SEPARADOS, y, tras 60 años, eso era inconcebible. Deciden caminar con dos maletas hasta que el frío les desgarra y se refugian en un cajero. Salta la alarma y aparecen los agentes que intentan buscar alojamiento, pero de noche la opción no pasa por servicios sociales… Intentan con los hermanos y hermanas religiosas, pero no disponen de habitación compartida, solo de una sala con camas para emergencias. Les aseguran que al día siguiente les tendrán un alojamiento en los misioneros, pero esta noche no hay hueco ya que están llenos. Les dan de comer caliente, se cambian de ropa y los ayudan a ducharse. Durante ese tiempo los policías allí permanecen ya que los ancianos seguirán sin un sitio esa noche. Uno de los agentes decide que llevarán al cajero unas mantas y algo de comer, pero, en ese trayecto, la desazón da paso a la valentía y los llevan a casa de uno de los agentes. Iban para unas horas y quedaron tres días, en los que lograron un alojamiento, pequeño y sencillo, pero para ambos. Hoy en día los recuerda como unos abuelos más para sus hijos. Mantuvieron un contacto directo hasta que ambos fallecieron con una diferencia de solo tres semanas.

DESALOJO PIZZERO

Las llamadas al 091 de la Policía Nacional no siempre son lo que parecen. En esta ocasión la Sala del 091 emite una llamada de auxilio. Una mujer en Tu Ciudad pide auxilio en el portal del edificio de viviendas de la Avenida de Europa. La patrulla se encamina y se preparan para una riña vecinal, familiar o quizá un accidente doméstico. Al entrar en el portal y sin llegar ni siquiera a decir nada, desde una puerta de un piso de entreplanta, una mujer les recibe a viva voz “¡échenlas… echarlas FUERA!” y señala hacia la espalda de los policías. Éstos se giran y descubren ocultas y agazapadas ¡dos SEÑORAS RATAS! y nuestros amigos de azul no van a permitir una nueva ocupación, tan de moda en estos días… Uno de ellos sale con paso firme y sereno del portal y la vecina nuevamente grita a los policías que no se vayan…  ¡Nada más lejos de la realidad! El policía que no sale solo mira a su compañero estupefacto cuando este le dice: “a momentos extremos, soluciones extraordinarias”. Frase digna del Enigma de Gotham City. El Policía entra con dos cartones de pizza familiar en mano y sin dar tiempo a reaccionar, ni siquiera a las señoras ratas, atrapa a una de ellas en una caja cerrándola. La cierra con cinta que llevan los vehículos patrulla. Mientras, la segunda señora okupa se dirige a las escaleras y se arrincona, a lo que el policía pizzero la empaqueta con destreza ante la mirada atónita de su propio compañero y la mujer requirente. La despedida digna de la situación: “Señora, la ocupación ha sido abortada, ya sabemos que está agradecida, buenos días” y se retira.  El compañero en shock… El fin de fiesta se celebró en la Comisaría, de camino piden a su sala servicio del llamado Lacero de la Policía Local, que se encarga de recoger animales vivos, pero antes de su llegada, el repartidor de okupas ofrece unas pizzas barbacoa que evidentemente ningún otro policía se atrevió a degustar, ni siquiera a abrir.

GANSO EN BUSCA

Los agentes de Seguridad Ciudadana son de los más ocupados de todos los Cuerpos de Seguridad: mucho trabajo y muchos marrones como dicen… Pero en Tu Ciudad, cuando el diablo no tiene que hacer, enreda… ¿Que en el distrito tienes un amigo con una granjita de patos y gansos? ¿Que le pides un ganso a eso de las siete de la mañana de un domingo y puente?, pues nada, ganso al coche patrulla y vamos a visitar a los compañeros de las oficinas por si están aburridos. Comprobando que no hay gente, se abre la puerta de la sala y el ganso que entra a la carrera. Los que están dentro y esperan que pase una persona no dan crédito… un poco de humor y unas risas gracias al ganso del amigo, que malos momentos les sobran. Después devuelven al ganso sano y salvo. Resulta que al final, el señor ganso no estaba en busca.        

SANGRE

Vigilando una tarde de invierno, Tu Ciudad va oscureciendo y observan como un joven de pie, junto a un banco, hace un extraño movimiento. Un hombre mayor sentado en ese banco se desploma. El primero ve la patrulla y sale a paso ligero. Pides apoyo y ves que el más joven lleva un cuchillo y manchas de sangre. Le cierran el paso los agentes y la patrulla de apoyo llega y de los primeros uno corre a auxiliar a la víctima. El “malo” lanza ataques con el cuchillo, haciendo apartarse a los agentes, pero un golpe de éstos en el brazo logra tirar el cuchillo. Le rompen el cúbito y lo detienen a pesar de una fuerte resistencia. Tanto revuelo llama para que se asomen los vecinos. En boca de Lex Luthor ”el hombre es tribal y se posiciona”. Aunque confundimos cuál es nuestra tribu, gritan a los agentes (y lo vemos mil veces, gracias a los móviles) “Hijos de… Asesinos… Deja al chaval…” y algún vecino ejemplar les lanza dos tomates. Otros de estos vecinos bajan a la calle curiosos y otros a liberar al joven, la ciudad no era Gotham, pero lo parecía. Un agente recrimina a los vecinos que se enfrentan. Una mujer grita. El que está en el suelo en un charco de SANGRE es su padre, vecino de ese edificio. El hombre es tribal y se posiciona. Cambiamos de tribu deseando la muerte del antes protegido “chaval” para ajusticiar al nuevo “chaval-villano”. Rápidamente lo llevan al coche patrulla, pero la tribu zarandea el coche policial, pies en polvorosa. La víctima sobrevivió tras las 7 puñaladas, una de ellas en el cuello la cuál fue taponada por un agente. Evitó así que se desangrase. Toda esta violencia por el increíble botín de 30€, una cartera con fotos familiares y muy poco más. A los sin capa, nadie les felicitó… ni vecinos, ni justicia, ni su propia jefatura. Pero el señor Manuel que les agradeció seguir vivo, se posicionó y ese reconocimiento es todo…

PRENSA ROSA 

Que somos un país de cotillas y me dicen que, en la Policía, “haberlos haylos”. Van dos policías en el ascensor, que son pareja, no de trabajo y que quieren mantener su relación fuera de la Comisaría… pues nada, solo un piquito, tú a tu planta y yo a la mía… ¡¡¡tinggg!!! Se abre la puerta con el beso en marcha y un equipo completo de la UPR miran, saludan… ya cogemos el siguiente… ¡al menos no fue el Comisario! comenta uno.

EL OBSERVATORIO

Que en Tu Ciudad y en la calle San Froilán están robando un bar y llegan dos patrullas, diligentes, eficaces y coordinados uno por cada lado. Los dos ladrones herramientas en mano, palanqueta, linternas, mochilas… huyen y corren para introducirse por una puerta en un solar amurallado. Los dos primeros agentes en llegar al solar ven la puerta metálica y uno prueba la manilla, que está al revés de su posición natural, ¡NO ABRE…! ¡Éstos no se escapan! Un agente se dispone a subir un muro, de unos tres metros. Lo escala con dificultad y ya arriba, el compañero que veía rara esa manilla de la puerta, la manipula hacia arriba, pensando que: “estará al revés” … La puerta abre y entra caminando sin prisa y contra una pared detiene a la pareja con el botín de varios bares y las herramientas. Un segundo patrulla colabora y tras la detención, “el escalador” con toda la calma del mundo baja… ¡pues sí que me gustó ver la detención, desde arriba se veía muy claro todo! ¡¡Tira para el zeta!! Le soltó su binomio, entre risas.

Vivir en Tu Ciudad en materia de seguridad es disponer de Fuerzas del Orden suficientes. Es compartir luces de Metrópolis, que te dan la confianza de vivir con desparpajo, y sombras de Gotham que en ocasiones asustan.

Que en NUESTRAS CIUDADES lo ideal y deseable para las tribus sean unas luces para dejarnos ver el mundo y ser vistos por él, y que las sombras sean por darnos intimidad y discreción cuando lo deseemos… Nuestra tribu, nuestro lugar, debe buscar colaboración y comprensión de las demás, porque lo ideal en una sociedad es tener luces y sombras.

      …esto es vivir Tu Ciudad… luz y sombra.

En España a 18 de abril de 2021.

Fdo. Hill Street Blues

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