Paracas, chapistas y mimetas en la policía

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El legado castrense que Ignacio Cosidó dejó como director general de la Policía aún persiste inalterable a día de hoy. Durante su mandato remilitarizó la estética de la Policía Nacional, porque no pudo llegar más allá en lo orgánico como era su intención. Con la excusa de “visibilizar” la jerarquía, cambió las divisas tradicionales por otras de carácter pseudomilitar, “para estar en consonancia y a la altura del Instituto hermano y de las FF.AA.”, según palabras de su equipo directivo. Ahora los comisarios aparentan ser generales, coroneles o tenientes coroneles; los inspectores jefes, comandantes; los inspectores, capitanes…

“LOS POLICÍAS NACIONALES SON FUNCIONARIOS CIVILES Y DE CARRERA DEL ESTADO”

“Paracaidistas” en la Policía

“Paracas, chapistas y mimetas”. En efecto. Abundan en el CNP los “paracaidistas” en el doble sentido del término: los que lucen en el uniforme aparatosos rokiskis de paracaidismo del Ejército del Aire y aquellos que, coinciden a menudo, aterrizaron en la vieja Policía Nacional marrón, antes de la L.O. 2/86 de FFCCS, como tenientes de la Academia General del Ejército de Tierra. Les gusta especialmente, a ellos, pero también a otros miembros de la corporación, llenarse el pecho con chapas de toda condición, civiles y militares (entiéndase por ahí lo de “chapistas”), incluido medalleo a tropel de todo a cien. Dejaremos para la siguiente ocasión el análisis del escándalo de las medallas rojas pensionadas.

Parafernalia

Y los “mimetas”. Así llaman en las Fuerzas Armadas a los uniformes mimetizados, áridos o de camuflaje pensados para el combate en el campo de batalla. Hemos podido ver en el acto solemne de jura del cargo de los nuevos Policías de la XXXIV promoción, presidida por el Rey en Canillas, una especie de pelotón paramilitar con uniformes de campaña mimetizados y boinas de combate. ¡Sí, eran policías de una unidad determinada del cuerpo! Les mandaron presentarse de esa guisa, formar y desfilar con marcialidad a toque de tambor. La pregunta resulta obvia: ¿es necesaria toda esta parafernalia trasnochada en un cuerpo de naturaleza civil? La Policía Nacional no tiene que imitar a ninguna otra colectividad, posee suficiente personalidad y tradición desde su fundación hace 196 años como Policía General del Reino.

Compañerismo intercorporativo

Desde luego, mi reconocimiento a las FFCCS, a las FF.AA. y a todos los profesionales de la seguridad pública y privada, cada uno en su campo, que a diario se esfuerzan por dar lo mejor de sí. Lo hemos visto en estos tiempos de pandemia. El compañerismo intercorporativo es una excelente virtud que hay que fomentar. Conviene recordar, no obstante, un hecho importante para las memorias frágiles y los egos anacrónicos: costó muchísimo tiempo y esfuerzo que todos los miembros de la Policía Nacional dejaran de ser “tropas” para convertirse en funcionarios civiles y de carrera del Estado, verdaderos agentes de la autoridad, con sus derechos y obligaciones.

El secreto para ir avanzando es no desandar. No retroceder ni para tomar impulso.

Por Odracir Zagam para h50 Digital Policial

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