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Ojalá que llueva café en el campo

Imagen de Leonel Barreto en Pixabay
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Ojalá que llueva café en el campo es un tema del cantante dominicano Juan Luis Guerra y su banda 4:40. Su letra es un poema y metáfora sobre las malas condiciones de la clase trabajadora en el campo y la esperanza de que las cosas mejoren algún día en el futuro. La canción refleja un anhelo por un cambio positivo que alivie las dificultades de los agricultores y ganaderos en las comunidades rurales, que a menudo se enfrentan a adversidades de todo tipo, comunicaciones, médicos, transportes, etc.. 

Ojalá que llueva café en el campo para que los niños canten en el campo. Es un llamamiento a los políticos y a la ciudadanía para que el mundo rural no caiga en el olvido. Ojalá que llueva café en el campo para que los políticos actuales, sean del signo que sean, beban café para despertar de su letargo, de su incompetencia, de su incapacidad para solucionar los problemas que ellos mismos han creado por su dejadez, por su falta de previsión, huyendo despavoridos de los ciudadanos que reclaman su ayuda.

Esos ciudadanos que viven en el mundo rural desahuciados por esos burócratas que han destruido su medio de vida, sus pueblos, sus casas, sus animales, sus caminos, sus montes, sus prados, en definitiva, sus vidas. Lo han perdido todo. Incluso, en algunos casos, hasta sus propias vidas. Ya no volverán a recuperar lo que tenían por muchas promesas que hagan los políticos de balcón. Al mundo rural los políticos lo consideran habitado por gente ignorante, cuando lo cierto es que los auténticos ignorantes e irresponsables son ellos, que han permitido su ruina, su desaparición, su muerte.

Digo bien, su muerte, ya que con su falta de previsión y medios han acabado con la naturaleza, el campo, los montes, los animales, que dicen defender los llamados climáticos y animalistas. Ya casi no hay cabras, ni ovejas, ni vacas, ni burros, por eso los montes están llenos de árboles y ramas caídas, rastrojos, retamas, maleza, etc. Todo ello, es el resultado de la total falta de prevención e inversión en la naturaleza que dicen defender desde el gobierno, siempre acompañados de sus predicadores y músicos agradecidos por sus cuantiosos emolumentos que pagamos los ciudadanos de a pie. Y, aún tienen la osadía de hablar de emergencia climática, que ellos mismos con su inoperante actuación han provocado.

Pero, algún día, no tan lejano, tendrán que rendir cuentas, o poner pie en polvorosa, puesto que los ciudadanos libres democráticamente los echarán de su poltrona con sus Falcon camino de una república caribeña, aunque los de la paguita les sigan votando, incluidos los magrebíes, que perciben más del doble que los españoles, sin haber cotizado un céntimo, además de ser alojados en hoteles de postín, mientras que los asolados por los incendios, que lo han perdido todo, son realojados en polideportivos. Decía Plutarco “El verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquel que reparte botines, donaciones y regalos”. Esa es la realidad de toda esta masacre. 

Aún más, hay que recordar que los 14 aviones Canadair que hay hoy en servicio son los que quedan de los 30 que adquirió el gobierno de Franco en 1971. Desde entonces, no se ha comprado ni uno más. Los Canadair son los aviones que cogen agua de los embalses, que este gobierno está destruyendo día tras día. Esto es lo que no quieren que sepas. Y, además, hablan de emergencia climática, a la vez que reconocen que más del 70% de los incendios son provocados. A tal respecto, ha dicho C. Jordá para Libertad Digital “como aseguran todos los estudios científicos hasta la fecha, lo que no es un elemento relevante en el número e intensidad de los incendios es el cambio climático, por mucho que la propaganda gubernamental trate de convencernos de lo contrario”. Mientras España se encuentra en una situación catastrófica, Sánchez está disfrutando de unas segundas vacaciones en Andorra, en un lujoso hotel a razón de 1.000 euros diarios que pagamos todos los españoles. 

Por todo ello, y siento que me he quedado muy corto, sólo nos que queda confiar en la lluvia, esa lluvia divina que pueda apagar la España incendiada y después debemos salir a la calle para exigir el restablecimiento de todas las infraestructuras necesarias en el mundo rural, sin el cual no tendremos ni para comer. Exigiendo que se cumpla la ley.   

Por todo ello, la emergencia nacional más crucial es echar a Sánchez con todos los medios democráticos a nuestro alcance, salvo que no los respeten. Entonces, como decía John Locke “donde termina la ley, comienza la tiranía si se trasgrede en perjuicio de otro; y quienquiera que, con autoridad, exceda el poder que le otorga la ley y haga uso de la fuerza que tiene bajo su mando para imponer sobre el sujeto lo que la ley no permite, deja de ser autoridad; y, actuando sin autoridad, puede ser objeto de oposición, como cualquier otro hombre que por la fuerza invada el derecho ajeno”. 

AUTOR: MANUEL NOVÁS CAAMAÑO (ABOGADO)

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