Matanza en Sabadell de seis policías nacionales: Ni olvido ni perdón

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Hoy recordamos el brutal asesinato de seis agentes del Cuerpo Nacional de Policía por miembros del grupo Barcelona de la banda terrorista ETA

El 8 de diciembre de 1990, a las cinco menos cuarto de la tarde, dos furgones sin blindaje del Cuerpo Nacional de Policía se dirigían al estadio de fútbol de la Nova Creu Alta.

A las 18:00 h se disputaba un encuentro entre los equipos de segunda división Club Deportivo Sabadell y el Málaga Club de Fútbol.

El dispositivo estaba formado por los dos furgones, los cuales fueron objetivo del grupo Barcelona de ETA.

Cuando los furgones pasaron por la intersección de las calles Josep Aparici y Robot i Serra de Sabadell, un coche bomba alcanzó de lleno al segundo convoy, provocando la muerte en el acto de seis de los ocho policías que iban en su interior.

Juan José ESCUDERO RUIZ, conductor del furgón, natural de Granada; Ramón DÍAZ GARCÍA, natural de Cáceres; Juan GÓMEZ SALAR, natural de Barcelona; Eduardo HIDALGO CARZO, natural de Badajoz; Miguel MARCOS MARTÍNEZ, natural de Cáceres; y Francisco PÉREZ PÉREZ, natural de León.

Los otros dos agentes, Enrique Fernández González y Cruz Adeva Usera, que iban en el furgón resultaron heridos de gravedad, siendo ingresados en el Hospital de la Santa Fe de Sabadell. Cruz sufrió amputaciones en las extremidades superiores.

Como en todos los atentados perpetrados por la banda terrorista, les daba igual los civiles que estuvieran en la zona en el momento de la explosión. En este caso, nueve civiles que se encontraban en la zona sufrieron heridas de diversa gravedad.

En la intersección de calles donde se produjo el atentado, había un colegio y varios comercios, los cuales por suerte se encontraban cerrados por ser festivo.

Los testigos de los hechos pudieron ver como el furgón del policía totalmente destrozado, ardía junto al coche bomba.

Dos policías no pudieron ser separados de la chatarra del furgón

Cinco de los seis agentes asesinados, quedaron atrapados dentro del furgón, no pudiendo ser separados los cuerpos de dos de ellos de la chatarra, de tal forma que los restos de la furgoneta tuvieron que ser retirados con los cuerpos aún en su interior.

El sexto policía fallecido salió despedido del furgón y se estrelló contra la verja del colegio.

El coche bomba se estacionó de tal manera que obstaculizaba la circulación, por lo que el furgón tuvo que reducir la velocidad a su paso, momento en que aprovecharon los terroristas para hacer explotar el vehículo.

El partido no se suspendió

El partido de futbol que se celebraba una hora después comenzó con un minuto de silencio y con la Guardia Urbana de Sabadell prestando el servicio de seguridad.

El atentado se produjo después de que la policía incautara documentación a la dirigente etarra Carmen Guisasola, en la que se localizaron los planes de la banda terrorista para boicotear los Juegos Olímpicos de Barcelona´92.

El arzobispo de Barcelona, Ricard María Carles, que ofició la ceremonia, al día siguiente, 9 de diciembre, dirigiéndose a los asesinos hizo una pregunta.

“¿No dice nada a vuestros corazones el que ayer a esta hora trece niños tenían padre y esta mañana de domingo esos trece niños ya no tienen padre, y que, por mucho que se esfuercen con amor y sacrificios los que los quieren, la vida de estos niños ya no será nunca como lo ha sido hasta ahora?”

Según las investigaciones, los autores de este atentado fueron Juan Carlos Monteagudo Povo (jefe del grupo Barcelona de ETA y exdirigente de Terra Lliure) y Juan Félix Erezuma Uriarte, los cuales murieron en un enfrentamiento armado con la Guardia Civil, tras la masacre en la casa cuartel de Vic.

Ramón Díaz García, casado y con cuatro hijos, no tenía que trabajar ese día, pero le hizo el favor a un compañero que estaba enfermo.

Juan José Escudero, casado y con cuatro hijos, estuvo a punto de dejar la policía, pero las circunstancias familiares le hicieron solicitar una nueva prórroga.

Juan Gómez Salar, estaba casado y tenía un hijo.

Eduardo Hidalgo Carzo, estaba casado y tenía dos hijos.

Miguel Marcos Martínez, estaba casado y tenía dos hijos.

Francisco Pérez Pérez, se había casado tres meses antes de ser asesinado.

Hoy hace 31 años que estos seis ángeles velan por todos nosotros.

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