La espada de la discordia y Simón Bolívar

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Mucho se habla y se comenta sobre la espada de Simón Bolívar y si nuestro Rey Felipe VI se levantó o permaneció sentado al paso de este símbolo. Las portadas de los periódicos tienen que salir y los programas informativos y de entretenimiento tienen que tener contenidos. Si no se produce una noticia, se inventa o se le dan vueltas para generar titulares. Pueden ser las llamadas “serpientes de verano”.

En este caso separatistas, independentistas, secesionistas y afines a otros gobiernos ,que no sea el español, piden al Rey de España que se disculpe por lo que consideran un desaire a un, según ellos, símbolo de libertad. Atrás queda la sentada del entonces presidente español Rodríguez Zapatero a la bandera estadounidense que sí representa a una nación. No queda claro si el Rey se levantó, o si no tenía que hacerlo y por eso no lo hizo. Lo que queda patente es que esa espada puede ser un símbolo para algunos países hispanoamericanos y son ellos los que deben, si quieren, respetarla y enzarzarla.

Si vamos a la Historia, encontraremos en la figura de Simón Bolívar más sombras que luces. Muchas son las publicaciones en las que se puede leer sobre su arrojo y decisión, pero también sobre su crueldad con el enemigo. La vida de los prisioneros no tenía ningún valor para este “libertador” y los masacraba impunemente y a lo que se conoce, sin remordimientos. Cuenta la historia como pasó a cuchillo a cientos de españoles que ya rendidos, esperaban de su compasión y fueron ajusticiados con las técnicas de muerte más abyectas para la época. No conocía la piedad.

Una espada que ha cercenado la vida de muchos españoles, no debiera ser homenajeada por ninguna autoridad o político español .

La historia ,para ser honestos, le reconoce algunos méritos en cuanto a estratega, pero también le resta otras “cualidades” que le han etiquetado y de las cuales, parece que carecía.

Volviendo al plano actual, hoy podría ser considerado más genocida que libertador. Por eso si nuestro Rey Felipe VI se levantó o no lo hizo, no es importante. ¿Se imaginan al presidente de Méjico rindiendo honores a la espada de Hernán Cortés?. ¿O al de Perú con la de Francisco Pizarro?.

Son muchas las estatuas que este personaje tiene erigidas en el mundo, sobre todo en regiones de Sudamérica. También en Estados Unidos y Europa. En España la mayoría de las que conocemos se han erigido en tiempos dictatoriales, por ejemplo la de Madrid en 1970 y la de Cádiz en 1974, excepción de la de Sevilla que fue inaugurada en 1981 por los Reyes hoy eméritos.

A día de hoy, son muchas las voces que se alzan para que sean retiradas de sus ubicaciones. Asociaciones han pedido al propio Ministerio de Defensa que las retire. En la ciudad de Cádiz también han pedido al alcalde que haga lo mismo. Naturalmente esta petición ha sido desoída prefiriendo cambiar el nombre del rey emérito que se le daba a una avenida, por otro más generalista. Y ahí sigue la estatua ecuestre “obsequio de Venezuela” . Hay regalos que no debieran aceptarse.

A esos políticos que disfrutan del amparo de una Constitución que no reconocen y que piden a un Rey que se disculpe, les recomendaría que leyeran la lección de moral de la “Espada de Damocles” y que tengan en cuenta que penden sobre sus cabezas el resultado de unas elecciones que pudieran acabar con esos privilegios que nuestra Constitución les otorga.

“La Historia no debe reescribirse, sólo conocerse”

Juan Gómez, Presidente de ANVISEPRI para h50 Digital

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