La ciclogénesis social y el Sáhara

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Mientras en Bruselas se celebra la cumbre extraordinaria de la OTAN y el Consejo Europeo con la asistencia de Biden el presidente de USA y demás mandatarios para analizar la invasión de Ucrania con aniquilación de sus ciudadanos por el genocida Putin. En España, después de más de dos años de pandemia que aún no toca a su fin, con sus graves consecuencias humanas, económicas y sociales, tenemos una economía sin futuro, colapsada, asfixiada, con una inflación de dos dígitos, con una deuda inasumible, con unos precios de luz, gas y carburantes inasequibles para los ciudadanos, empresarios y autónomos, que ha provocado un paro indefinido nunca visto de toda clase de transportistas, lo que conlleva al desabastecimiento de las materias primas y también de los productos alimenticios básicos, como la leche y el aceite. Los transportistas están en pie de guerra puesto que no tienen más que pérdidas y después de 12 días sus paros están provocando el cierre de la industria, incluidas las empresas alimentarias. Todo ello, está incitando a la bancarrota del sector primario, está instigando una pobreza galopante que pronto supondrá una emergencia alimentaria.

Sánchez, como siempre, mira hacia otro lado, no recibe a los transportistas en huelga ni adopta decisiones para bajar los precios de los carburantes, gas y electricidad, como sí han hecho Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Portugal, Irlanda, Polonia, entre otros. Sánchez hace caja mientras los españoles se empobrecen más. Sus decisiones las deja para más tarde, cuando ya no haya solución al empobrecimiento, incluso podemos llegar a la cartilla de racionamiento de la pasada guerra incivil. Eso sí, llama a todos los transportistas la “ultraderecha”, enconando todavía más el conflicto, no sé si con la intención de enfrentarnos y empobrecernos todos todavía más hasta llegar a la ciclogénesis social. Además, se pasea por Europa haciendo el ridículo con sus propuestas rechazadas por la mayoría de los países de mayor peso de la UE. Ahora bien, los propios camioneros tampoco pueden permitir que su propia ruina sea también la de los propios consumidores.

Pero, si todo este sufrimiento social fuera poco, nos enteramos hace más de una semana que Sánchez remitió una carta al Rey de Marruecos entregándole de facto el Sahara Occidental. Un cambio de posición política mantenida durante cuarenta años, sin consultar al Parlamento, al Gobierno que preside, ni siquiera a su propio partido, con todo el oscurantismo que la rodea, dado que a día de hoy desconocemos si hay contraprestación, por Ceuta, Melilla, ciudades a las que acaba de visitar como en campaña electoral, además de Canarias y sus aguas territoriales. Con Argelia ni se habló, a pesar de que tenemos una extraordinaria dependencia de su gas, no digamos en estos tiempos en que se está negociando el precio al alza del gas para los próximos tres años. Las graves consecuencias económicas no se harán esperar, aunque las pagaremos todos, no digamos los más pobres. La realidad por las reacciones del reino alauita es que no hubo, ni tampoco habrá moneda de cambio o contrapartida, es una bajada de pantalones en toda regla, que conociendo a los marroquíes ni el más experto de sus políticos contaba con ello.

Es una humillación ante el flujo migratorio ilegal lanzado por las vallas fronterizas. Ahora el ministro de AAEE y el propio Sánchez dicen que ha sido para preservar la integridad territorial de España, eso sí, saltándose a la torera las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y el Derecho Internacional, aunque bien sabemos que Sánchez se pasa la legalidad por el forro de los despropósitos. Su egocentrismo todo lo puede y le importa un rábano que todos los partidos políticos, excepto el PSOE, hayan mantenido su posición contraria de dejar a su suerte a los saharauis, sin posibilidad de un mutuo acuerdo que establezca un censo electoral y posteriormente se celebre un referéndum de autodeterminación como así se acordó reiteradamente en las Naciones Unidas.

Finalmente, tendríamos que preguntarnos ¿por qué Sánchez ha cambiado la política española sobre el Sáhara, incumpliendo su propio programa electoral? ¿por qué no sometió un asunto tan controvertido al Consejo de Ministros y/o al Congreso? Me ha dicho un amigo bien informado que esta rendición se haya relacionada con el mayor asalto de la historia a la valla de Melilla el pasado 2 de marzo, muy apagada por la invasión de Ucrania, repetido al día siguiente. Existía una alerta de los Servicios de Inteligencia que advertía de que miles de personas ocultas en la frontera melillense estaban dispuestas a asaltar la valla en los días siguientes. Y, curiosamente, después del compromiso de la carta, las fuerzas marroquíes empezaron a usar botes lacrimógenos y a realizar batidas para dispersar esa concentración. Sánchez no podía afrontar otro desastre migratorio en estos momentos, tal como se está desarrollando la peor crisis económica y social de nuestro país. Más que una tormenta perfecta, sería la Ciclogenesis explosiva social. Lo peor es que poco a poco, parece que va multiplicándose el desánimo, después de ver tantas tropelías protagonizadas por quienes deben estar ahí, precisamente, para facilitar la vida y solucionar los problemas de los ciudadanos, pero de lo único que se preocupan es de solucionar sus propias vidas y sus problemas, y los ciudadanos tienen que arreglárselas por sí mismos. Los políticos, en general, son el mayor timo de la democracia. LA GRAN VERGÜENZA

Autor: Manuel Novás Caamaño | Abogado

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