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¿Huelga por Palestina o cortina de humo? La incoherencia sindical de CCOO y UGT

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Este miércoles 15 de octubre, los sindicatos CCOO y UGT han convocado una huelga general en apoyo al pueblo palestino. Lo hacen en un momento en que el conflicto entre Israel y Hamás ha entrado en una fase de alto el fuego, con un acuerdo de paz refrendado por más de 20 países. La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué ahora? ¿Por qué una huelga política (porque no es laboral evidentemente) en nombre de una causa internacional cuando hay indicios de que se está negociando la paz?

La incredulidad se instala entre quienes aún creen que los sindicatos de clase obrera deben velar por los derechos laborales, no por causas geopolíticas. ¿Dónde estaban CCOO y UGT cuando estallaron guerras en Sudán, Etiopía, República Centroafricana o el Congo? ¿Por qué no hubo paros por los miles de muertos en Yemen, Siria o Libia? ¿Acaso las vidas africanas valen menos que las palestinas? La omisión selectiva evidencia una preocupante subordinación ideológica: los sindicatos ya no responden a los trabajadores, sino a intereses políticos que los instrumentalizan.

Y la coincidencia no es menor. Hoy, mientras se paraliza el transporte y se agitan banderas en nombre de Palestina, José Luis Ábalos y Koldo García declaran ante el Tribunal Supremo por el escándalo de corrupción que salpica al Gobierno. ¿Casualidad? Difícil de creer. La huelga parece más una maniobra de distracción que una reivindicación legítima. Una cortina de humo para desviar la atención mediática del juicio que podría comprometer seriamente al Ejecutivo.

Los sindicatos, antaño bastiones de lucha obrera, se han convertido en peones de estrategia partidista. Convocan huelgas políticas mientras ignoran la precariedad laboral, el abandono de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la brecha salarial entre sectores públicos estatales y autonómicos y el futuro incierto de las pensiones. ¿Dónde están las movilizaciones por los trabajadores que no llegan a fin de mes? ¿Por los agentes que arriesgan su vida sin reconocimiento como profesión de riesgo?

Hoy no se protesta por Palestina. Hoy se encubre una crisis institucional. Hoy se confirma que los sindicatos han dejado de ser de clase para convertirse en clase política.

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