«Si fuese fácil lo haría cualquiera». Cuando se emprende un proyecto debemos partir de la base de tiene que ser algo factible y poder llevarlo a cabo. Siempre hay que tener presente el esfuerzo dedicado, el tiempo invertido, el sacrificio realizado y el aspecto motivador de grabarte a fuego que «Si lo quieres, lo puedes».
A lo largo de mi carrera profesional he tenido la gran suerte de conocer tanto a GEOs operativos, a veteranos y también a aspirantes. Desde los primeros hasta los últimos, desde los que consiguieron la boina granate, hasta los que se quedaron por el camino merecen mi absoluta admiración. Salvando las diferencias que existen entre unos y otros, he de destacar aquello que les une. Un extra de valor policial, una disciplina asombrosa y una capacidad de superación muy por encima de los estándares de cuantos visten un uniforme policial.
Estas lo ¿Al GEO?… A los protagonistas de hoy estas palabras se las han dedicado en muchísimas ocasiones, y es que al final no todas las personas entienden que quieras sacrificarte hasta la extenuación a sabiendas de que igual por mucho que te esfuerces cabe la posibilidad de no conseguir el objetivo final.
Si a muchos se les atraganta Ávila… Guadalajara es sólo para los mejores.
Hoy escribo prácticamente por boca de otros. Aquí os dejo el testimonio de dos «Espartanos» a los que la amenaza de sumergirse de noche en el Tajo no les congeló las ganas de pelear por su sueño.
-¿Qué te hizo elegir prepararte para ser GEO?
R.B. -La elección fue por la operatividad de la unidad. Es la élite, son los mejores y el atractivo de todas sus especialidades junto con su manera de trabajar en equipo a la hora de afrontar situaciones límite resultaron factores determinantes para decantarme por el GEO.
H.Z. -Siempre me atrajo su trabajo en equipo, la exigencia física y mental. Básicamente el hecho de superarme a mi mismo. Quería ponerme a prueba y formar parte de un grupo de élite al que veía como un referente.
-¿Cómo viviste la preparación?
R.B. -Exigente, tremendamente exigente. Para complementar mi preparación tuve que recurrir a un entrenador especializado, pues la exigencia diaria era máxima. Es un proceso que desgasta a todos los niveles, debes entrenar sabiendo manejar la fatiga y los dolores, y eso es harto complicado.
R.B. -La preparación es dura, aunque no deja de ser un aperitivo de lo que te espera en Guadalajara. Ya puedes tener un buen planning para organizarte y compaginar trabajo, entrenamiento y cargas familiares sumado a que vives eternamente bajo una dieta de lo más estricto y todo ello manteniendo un cuidado escrupuloso para evitar lesiones.
R.B. -Luego tienes la parte psicológica, en ese aspecto tienes que hacer hiperfoco en el GEO. Las pruebas físicas se aprueban y es lo de menos (Lo dice él…). Los que conocemos algo del GEO sabemos que el curso es durísimo desde el momento que pones un pie allí.
H.Z. -Fue uno de los periodos más duros a la par que enriquecedores demi vida. Mucho sacrificio, entrenamiento físico diario, pruebas psicológicas y un aprendizaje constante de humildad y resiliencia. Cada día era un reto, pero también una oportunidad de crecer y superarme.
-¿Qué sentiste al conseguirlo?
R.B. -Uff (Resopla). Solamente entrar en el curso ya es toda una satisfacción, verte entre los 117 aspirantes demuestra que todo el esfuerzo mereció la pena. Aún queda camino por delante, pero piensas en aquellos que se también se dejaron la piel y ahora están fuera.
R.B. -En mi caso duré relativamente poco tiempo, aunque lo disfruté y me siento privilegiado por haber podido vivir una experiencia de vida que es única. Te llevan a un límite que nunca habías conocido. Nada es equiparable a tu día a día, ni el entreno extremo, ni la presión psicológica, allí vives con una mirada fija y unas botas al lado que te mantienen en constante tensión exigiéndote el máximo en cada prueba.
H.Z. -Una mezcla enorme de orgullo, alivio y gratitud desmedida. Orgullo por el esfuerzo, alivio por haber pasado y gratitud hacia mi familia y compañeros por el apoyo incondicional cuando todo parecía imposible.
H.Z. -Sentí que iniciaba un compromiso aún mayor y que no podía defraudar ni a mis instructores, ni a mis compañeros de batalla. Sé que es raro, pero me embargó un cierto sentimiento de pena por terminar el curso. Uno guarda con cariño el recuerdo de tantas buenas experiencias vividas, unas bastante más sufridas que otras, pero todas siempre al lado de mis compañeros y hermanos del GEO.
Ni es fácil, ni es para cualquiera, ni hay camino imposible para llegar a la élite.
Gracias infinitas a R.B. y a H.Z. por brindarme su confianza y poder compartir con vosotros su experiencia en el GEO.
