Se fuga, aprovechando un permiso penitenciario, el asesino confeso de Fabiola

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Francisco Mejías González, condenado a 19 años de prisión por el asesinato de su pareja Fabiola González en 2004.  no regresó a la prisión de Juan Grande, en Gran Canaria,  después de un permiso penitenciario. El preso debía presentarse el pasado 27 de diciembre.

Este permiso le fue concedido a pesar de contar con dos dictámenes no favorables emitidos por parte de la juez de vigilancia penitencia  y del propio centro penitenciario, según señaló ayer la delegada del Gobierno, Elena Máñez.

Recinto penitenciario/Archivo

Sin embargo, la Audiencia Provincial hizo caso omiso a estos dictámenes, concediendo el permiso ante el recurso del interno, según ha informado Canarias 7.

Según este diario,  no es el primer incidente que protagoniza aprovechando salidas extracarcelarias. Si ir más lejos, el asesino se le acusa de  vulnerar las órdenes de alejamiento que  constan en vigor a favor de dos de sus anteriores parejas.

Si la Justicia entiende que la integridad física de esas personas corre peligro  ante la libertad de este sujeto, cuesta entender la concesión de dichos permisos.

Francisco Mejias/ Foto Canarias 7

Ante esta situación, las FFCCSE deberán elaborar un amplio dispositivo de búsqueda para localizar el paradero del preso fugado cuanto antes, así como para garantizar la seguridad de sus dos exparejas, cuyas vidas e encuentran ahora amenazadas.

Condenado a 19 años por matar a su pareja en 2004, tras asestarle 30 puñaladas delante de sus hijos

El preso fugado fue condenado a 19 años de prisión con agravante de ensañamiento por la Audiencia Provincial de Las Palmas tras  matar mediante 30 puñaladas a Fabiola,  su pareja y madre de sus tres hijos menores.  Dos de ellos fueron testigos del brutal asesinato. Además, según la sentencia no podría acercarse a éstos en 25 años.

La pena también contempló el atenuante de confesión. 

Se reabre nuevamente el debate sobre la licitud de estos permisos penitenciarios. Si bien respetan los derechos del reo, las instituciones intervinientes parecen olvidar los derechos y el respeto hacia las propias víctimas, abocadas a vivir con miedo el resto de sus vidas. Si no las perdieron antes…

Periódico digital Policía H50

 

 

 

 

 

 

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