Entrevista h50: Óscar Víctor policía municipal de Madrid

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Una pequeña introducción de quién es usted y a qué se dedica…

Mi nombre es Óscar Víctor, policía municipal de Madrid con más de 20 años de experiencia en el cuerpo. Actualmente estoy destinado como patrullero en el centro de Madrid, en horario nocturno. Además, cuento con más de 25 años como instructor de artes marciales y deportes de contacto, disciplinas con las que he estado vinculado durante toda mi vida. He practicado múltiples disciplinas, como jiu-jitsu brasileño, MMA, krav maga, boxeo, kickboxing, muay thai, lucha libre, judo y tai-jitsu, entre otras. Actualmente, soy el instructor del Sindicato PLA (Policía Local Asociada), encargado de impartir seminarios prácticos sobre técnicas de contención física ante personas potencialmente violentas.

¿Cuáles son los principales objetivos del curso sobre personas potencialmente violentas?

Desde el Sindicato PLA, nuestro objetivo es proporcionar a los agentes las herramientas necesarias, tanto a nivel técnico como en términos de seguridad psíquica, física y jurídica. Buscamos que los alumnos pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FFCCySS) sean capaces de afrontar con altas garantías de éxito situaciones que pueden llegar a ser extremadamente estresantes e, incluso, traumáticas.

¿Qué señales o comportamientos se deben observar para identificar a una persona potencialmente violenta?

Identificar a una persona potencialmente violenta puede ser complejo, ya que el comportamiento humano es multifacético y no siempre es fácil predecir la violencia. Sin embargo, existen ciertas señales y comportamientos que, en conjunto, pueden indicar que alguien está a punto de realizar una agresión. Estas señales pueden incluir amenazas directas o indirectas, pero son más importantes los gestos no verbales que pueden anticipar una agresión inminente. Estos suelen estar relacionados con señales de tensión o incomodidad, y generalmente indican que una persona está pasando de una fase de conflicto verbal o emocional a una más física. Algunos ejemplos son:

Gestos intimidatorios: Contacto visual sostenido y agresivo, invasión del espacio personal.

Tensión corporal: Postura rígida, manos apretadas o puños cerrados, expresión facial tensa, especialmente en los músculos del cuello, hombros o mandíbula.

Movimientos repentinos: Respiración rápida o irregular, movimientos bruscos de las manos o brazos, o incluso gestos como subirse los pantalones.

Sin embargo, no es fácil determinar el momento exacto en que la persona va a explotar.

¿Cuáles son las técnicas más efectivas para desescalar una situación tensa con una persona violenta?

Lo primero es actuar con precaución, manteniendo la distancia necesaria para garantizar un espacio de seguridad que permita repeler la agresión si esta se produce. No obstante, esto puede complicarse si es necesario identificar a la persona o realizar un cacheo como parte de las medidas de seguridad. En estos casos, se pueden adoptar medidas de protección veladas, como mantener las manos cerca del rostro para usarlas como escudo o ladear el cuerpo para proteger zonas vulnerables.

El siguiente paso es intentar desescalar la situación de manera calmada, verbalizando y tratando de conectar con la persona. Llamarla por su nombre y transmitir que se busca ayudar y empatizar con su situación puede ser útil, aunque no siempre es posible. Si la persona no desiste de su actitud y

representa un peligro para los agentes o los ciudadanos, es probable que sea necesario recurrir al uso de la fuerza. En muchas ocasiones, las personas en este estado suelen enfocarse en el primer agente que interviene, percibiéndolo como “el malo”. Los agentes que llegan después suelen tener una perspectiva más neutral y pueden conectar más fácilmente con la persona alterada.

Además, es importante estar preparado para evitar un “secuestro emocional”, una reacción de falta de control emocional que puede ocurrir en situaciones de alta tensión. El entrenamiento regular, como el que se imparte en estos seminarios, ayuda a los agentes a mantener el control y tomar el mando de la intervención.

¿Qué leyes y normativas deben tener en cuenta los agentes al tratar con individuos que muestran comportamientos violentos?

Los agentes deben tener en cuenta:

La Constitución Española de 1978 establece la misión de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad Según el artículo 104, las Fuerzas y Cuerpos de seguridad dependen del Gobierno y tienen como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana. Una ley orgánica determinará las funciones, principios básicos de actuación y estatutos de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad.

La Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la Ley 1/2018, de 22 de febrero, de Coordinación de Policías Locales de la Comunidad de Madrid. A través de éstas se regulan los Principios de Actuación OCP en el uso de la fuerza por parte de los agentes de seguridad.

El Código Penal, establece las eximentes o las circunstancias bajo las cuales los agentes de la autoridad, como la policía, pueden hacer uso de la fuerza.

La Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECRIM) determina el marco dentro del cual los agentes deben operar en el ámbito de las detenciones y el uso de la fuerza.

La Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de Protección de la Seguridad Ciudadana, donde especifica que ante la falta de colaboración, los registros podrán llevarse a cabo contra la voluntad del afectado, adoptando las medidas de compulsión indispensables, conforme a los principios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad.

Por último, la Instrucción 1/2024, aprueba el “Procedimiento Integral de la detención Policial” con el fin de integrar y refundir toda la normativa e instrucciones de la Secretaría de Estado de Seguridad.

De estas normativas se derivan los siguientes principios de actuación:

Oportunidad: La necesidad de actuar de manera inmediata y justificada ante una situación que lo requiera.

Congruencia: Selección del método más idóneo, menos lesivo y, al mismo tiempo, eficaz para alcanzar el objetivo.

Proporcionalidad: La intensidad de la fuerza empleada no debe exceder lo estrictamente necesario para neutralizar la amenaza.

Régimen de alternativas: Agotar todas las vías de diálogo y medidas no coercitivas antes de recurrir al uso de la fuerza.

Principio de inevitabilidad: La situación de necesidad no debe haber sido provocada por el agente, garantizando que el uso de la fuerza sea el último recurso.

¿Cómo se puede implementar un enfoque de intervención temprana para prevenir la violencia en situaciones críticas?

Una situación crítica puede entenderse de diversas maneras, pero generalmente se refiere a un escenario en el que está en peligro la integridad o la vida de las personas de manera inminente. En estos casos, la mediación verbal puede no ser viable a causa de la urgencia de la situación, debido a que la persona ni integra ni codifica las indicaciones que los agentes le dan por propia voluntad o por encontrarse enajenado o bajo la influencia de alguna sustancia. Lo más importante es actuar rápidamente, utilizando el armamento o equipamiento de intervención policial más adecuado, siempre buscando que sea el menos lesivo pero eficaz.

Si hay tiempo suficiente, se debe delimitar una zona de seguridad para proteger a los ciudadanos y a los propios agentes. En algunos casos, una intervención temprana puede implicar una actuación sorpresiva, accediendo al potencial agresor desde la espalda para dificultar un contraataque y evitar que la situación empeore.

¿Qué estrategias se enseñan para manejar crisis relacionadas con personas potencialmente violentas?

En los seminarios se instruye a los agentes en un método de actuación que combina formación técnica y jurídica. Se simulan situaciones reales en las que se practica la verbalización de órdenes y se intenta calmar al potencial agresor, agotando siempre la vía del diálogo. Solo cuando esta vía resulta ineficaz, se procede a la contención física.

Se priorizan técnicas de control y sometimiento provenientes de diversas disciplinas, principalmente del grappling y el jiu-jitsu brasileño (es especialmente útil en el ámbito policial, por su enfoque en el control y la reducción del oponente sin recurrir a golpes o técnicas lesivas. Ya que buscaremos el desistimiento debido a la superioridad técnica, o al menos el agotamiento muscular) , pero también en ocasiones el MMA (combinación de técnicas de striking y grappling para situaciones que requieren un enfoque más amplio ante agresiones directas) y el krav maga, (sistema de defensa personal diseñado para situaciones de alto riesgo, enfocado en la neutralización rápida de la amenaza) pueden ser útiles. Además están adaptadas específicamente para su aplicación en el ámbito policial. Estas técnicas permiten neutralizar a un oponente sin causar daños innecesarios, priorizando la seguridad del agente y la protección de los derechos del ciudadano.

¿Cómo puede colaborar la policía con otros servicios sociales o sanitarios en la gestión de casos de personas potencialmente violentas?

La colaboración entre la policía, los servicios sanitarios y los servicios sociales es fundamental. En ocasiones, los policías municipales son requeridos por los sanitarios para brindar protección cuando se detecta que una persona puede representar un riesgo. En otros casos, son los agentes quienes solicitan la asistencia de los sanitarios al observar a una persona alterada debido a problemas psíquicos, consumo de sustancias o alcohol.

¿Qué tipo de formación continua se recomienda para los agentes después de completar este curso?

Los seminarios del Sindicato PLA, están diseñados como una formación continua, con sesiones intensivas mensuales que permiten a los agentes interiorizar las técnicas y mantener un progreso constante. Además, se recomienda que los agentes practiquen disciplinas como el jiu-jitsu brasileño de manera regular, ya que proporciona una base sólida para el control físico y la defensa personal.

¿Qué impacto psicológico puede tener el trabajo con personas potencialmente violentas en los agentes y cómo se aborda esto en el curso?

El trabajo con personas potencialmente violentas puede generar un impacto psicológico significativo en los agentes, incluyendo estrés crónico, síndrome de burnout, trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión. En los seminarios, se busca preparar a los agentes para gestionar estas situaciones de manera controlada, familiarizándonos con las emociones y reacciones que pueden surgir durante una intervención.

¿Cómo se evalúa la efectividad del curso y qué métricas se utilizan para medir su éxito?

La efectividad del curso se evalúa a través de la experiencia práctica de los agentes que asisten a los seminarios. Muchos de ellos, especialmente aquellos con experiencia en artes marciales o deportes de contacto, reconocen la eficacia de las técnicas enseñadas. Además, los agentes comparten sus experiencias tras aplicar lo aprendido en intervenciones reales, lo que permite ajustar y mejorar el contenido del curso.

¿Se incluye entrenamiento práctico en artes marciales dentro del curso? ¿Qué tipo de ejercicios se realizan?

Sí, los seminarios del Sindicato PLA , incluyen entrenamiento práctico basado en técnicas de artes marciales y deportes de contacto. Los ejercicios o “drills” que se realizan están diseñados para simular situaciones reales y permitir a los agentes practicar técnicas de control y sometimiento en un entorno seguro.

¿Qué medidas preventivas toman los agentes ante una posible lesión en los entrenamientos?

El entrenamiento se realiza en un tatami con paredes almohadilladas, y se utilizan armas simuladas de goma, espuma e incluso cuchillos eléctricos (shocknife). Además, cuando lo requieren, se emplean protecciones como guantillas de MMA, coquillas y protectores bucales para minimizar el riesgo de lesiones en los casos prácticos o simulación de intervenciones.

¿Cómo se adaptan las técnicas de artes marciales a diferentes contextos, como espacios reducidos o situaciones con múltiples agresores?

Las técnicas enseñadas en el curso pueden adaptarse a diferentes contextos, aunque los espacios reducidos siempre presentan un desafío adicional. En situaciones con múltiples agresores, la estrategia dependerá del número de agentes disponibles. Si los agentes están en inferioridad numérica, se recomienda solicitar refuerzos y adoptar una postura defensiva hasta que llegue la ayuda necesaria y el uso de otros métodos de dotación más idóneos, que son complementarios en el uso de la fuerza, como son el bastón extensible y dispositivo electrónico de control (DEC). Con el fin de igualar ese desequilibrio de fuerzas que hay entre agresores y agentes.

¿Cómo se integran las técnicas físicas con estrategias verbales para resolver conflictos antes de llegar al uso de la fuerza?

La integración de técnicas físicas y estrategias verbales es clave en la resolución de conflictos. En primer lugar, se busca mantener una distancia de seguridad que permita el diálogo y el control del potencial agresor. Si la persona no responde a las órdenes verbales, se procede a una

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