Entrevista a Jesús, bombero en Toledo: “equipo, entrega y siempre pensando en proteger a los demás”

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Entrevista dirigida por Amara @laflordehielo

Jesús, ¿qué te llevó a convertirte en bombero y qué significa hoy para tí llevar este uniforme?

Desde pequeño he crecido y jugado en un parque de bomberos. Siempre me apasionaba esa sensación de compañerismo y de estar como en familia y el buen ambiente que reinaba en el parque, hasta que sonaba la sirena… entonces todo cambiaba. Se convertían en auténticos profesionales, que sabían cómo actuar y qué hacer en cada momento. Ser bombero no es solo un trabajo, es una forma de vida.

Hoy, llevar este uniforme significa muchísimo para mí. Representa responsabilidad, confianza y orgullo. No solo por lo que hacemos, sino por cómo lo hacemos, en equipo, con entrega, y siempre pensando en proteger a los demás. Cada intervención, cada llamada, es una oportunidad de marcar la diferencia en un momento crítico para alguien, y eso te cambia la manera de ver el mundo

¿Cómo ha cambiado tu percepción del cuerpo de bomberos desde que entraste ahora? ¿Qué valores personales sientes que han sido fortalecidos o puestos a prueba en este trabajo? 

Al principio, cuando entré, veía el cuerpo de bomberos como algo muy heroico, casi de película. Con el tiempo, esa imagen cambió… para bien. Hoy lo veo como una familia, como un grupo de personas reales, con miedos, cansancio, días buenos y días duros, pero con una vocación común que nos une. Aprendí que ser bombero no es solo apagar fuegos o rescatar a alguien. Es estar presente cuando nadie más puede estarlo, es dar la cara en los peores momentos de otras personas. Eso te cambia por dentro.

A nivel personal, este trabajo me ha hecho crecer mucho. Me ha fortalecido la empatía, la humildad, la paciencia. Me ha enseñado a escuchar más, a no juzgar, a confiar en los demás sin dudar. También me ha puesto a prueba emocionalmente, hay situaciones que te marcan, que te remueven, pero que también te hacen valorar más la vida, lo cotidiano, lo sencillo. Creo que, más que hacerme fuerte, este trabajo me ha hecho más humano

¿Cómo describirías las condiciones actuales en las que trabajáis los bomberos del Consorcio de Toledo?

Es un servicio relativamente joven en comparación con otros servicios de España. Las condiciones en las que trabajamos los bomberos del Consorcio de Toledo han mejorado en algunos aspectos, como la incorporación de los compañeros de Talavera y ciertas inversiones en material, pero todavía arrastramos muchos problemas que afectan directamente a nuestra operatividad y seguridad.

Por ejemplo, seguimos teniendo dotaciones mínimas en muchos parques, lo que nos obliga a afrontar intervenciones con muy poco personal salimos solo cuatro, un cabo, un conductor y dos bomberos. Y eso es algo que pone a prueba tanto la deficiencia del servicio como nuestra propia seguridad.

También hay una carencia importante de vehículos especiales y de materiales que están ya bastante obsoletos. Solo tenemos dos autoescala para toda la provincia, con más de 20 años, y un único vehículo nodriza pesado. Eso, en emergencias grandes, se nota mucho. Además, seguimos sin un convenio colectivo y no nos quieren aplicar el que hay en Diputación de Toledo no nos consideran funcionarios de Diputación, sino funcionarios de segunda que no tienen ningún derecho, pero el sindicato SBT ya ha denunciado dicha carencia.

Todo esto al final genera frustración, porque la vocación no nos falta, pero necesitamos medios y condiciones dignas para poder dar el servicio que la gente merece y también para cuidar de nosotros mismos. Así que sí, hay avances, pero aún queda mucho por hacer y por escuchar por parte de la administración 

Dónde acaba la vocación cuando uno de los vuestros, Juan Carlos Sánchez Trujillo, Presidente del Consorcio de Bomberos y Vicepresidente de la Diputación de Toledo, accede a un cargo mando/político y comienza a ver a sus propios compañeros como simples cifras de un “Excel” 

La vocación nunca se pierde, pero sí se resiente cuando quienes tienen que velar por nuestro bienestar profesional y personal no entienden ni quieren entender lo que significa realmente este trabajo. Juan Carlos Sánchez Trujillo no ha sido bombero, y se nota. Porque cuando uno no ha vivido lo que vivimos nosotros, es fácil caer en la tentación de reducirlo todo a números, a turnos, a balances fríos en una hoja de Excel.

El problema no es que sea político. El problema es cuando alguien llega a un puesto de responsabilidad dentro del Consorcio sin escuchar a quienes estamos en primera línea. Cuando se toman decisiones desde un despacho, sin pisar un parque, sin conocer las condiciones reales en las que trabajamos y sin escuchar a los sindicatos, el resultado es una gestión alejada de la realidad.

Nosotros no pedimos milagros. Pedimos sentido común, respeto y compromiso. Pedimos que se nos escuche, que se valore nuestra labor, y que se invierta en nuestra seguridad y en la calidad del servicio que damos a la ciudadanía. Porque detrás de cada número que aparece en ese Excel hay una vida, una familia, un bombero que sale a darlo todo con lo poco que tiene.

Se puede seguir hablando de vocación cuando un responsable político permite turnos bajo mínimos, sin recursos y sin descanso, ¿sabiendo que está comprometiendo vidas?

Es difícil hablar solo de vocación cuando la realidad es tan dura. La vocación es lo que nos impulsa a salir cada día, a darlo todo, pero no puede ni debe ser la excusa para que un responsable político permita que trabajemos con turnos bajo mínimos, sin recursos adecuados y sin los descansos necesarios.

Cuando eso ocurre, no solo se compromete la calidad del servicio que ofrecemos a la ciudadanía, sino que, lo más grave, se pone en riesgo la vida de los propios bomberos. Y eso es inaceptable. La vocación no es una licencia para el abandono institucional ni para la falta de respeto hacia quienes arriesgamos nuestra vida.

Un buen responsable debe garantizar que las condiciones laborales sean dignas y seguras. Sin eso, la vocación sola no basta, necesitamos compromiso real, inversión y respeto hacia el colectivo.

¿Por qué aún no existe una regulación legal específica que contemple las condiciones de penosidad, peligrosidad y estrés de los bomberos?

¿Qué sentido tiene hablar de igualdad ante la ley si los bomberos trabajan de noche sin compensación justa, y sus derechos son vulnerados sistemáticamente? ¿Cuáles son los Estatutos Básicos del Empleado Público?

Todos los cuerpos de bomberos de España hemos llevado a cabo manifestaciones para reclamar la creación de una Ley de Coordinación de Bomberos, con el objetivo de resolver de manera efectiva situaciones críticas como la DANA de Valencia, entre otras. Sin embargo, la falta de conocimiento real y profundo por parte de muchos responsables políticos sobre la naturaleza y las particularidades de nuestro trabajo ha dificultado enormemente este avance. Actualmente, dicha Ley se encuentra en el Congreso de los Diputados, olvidada y guardada en un cajón.

Sobre la igualdad ante la ley, es algo que suena bien, pero en la práctica no se cumple en el Consorcio Provincial de Bomberos de Toledo. Trabajamos muchas noches, en turnos que deberían ser compensados justamente, pero esa compensación no llega. Nuestros derechos, muchas veces, se ven vulnerados porque falta una regulación clara y porque las condiciones laborales en muchos casos no están adaptadas a la realidad de nuestra profesión.

¿Qué intereses existen para frenar la negociación con el colectivo de bomberos cuando hay vidas en juego?

Uno de los grandes obstáculos al que se enfrenta el Consorcio de Bomberos de Toledo es la gestión del gerente Ángel Galán Sánchez. Consideramos que su desempeño no está a la altura de las necesidades del servicio. No nos sentimos representados por él ni respaldados en nuestras reivindicaciones sino todo lo contrario, en muchas ocasiones percibimos actitudes que menoscaban nuestra profesionalidad y nos generan un ambiente de desmotivación. Creemos firmemente que su ciclo en el cargo ha concluido y sería conveniente que se incorporara una persona con nuevos enfoques y energías para que este servicio pueda seguir prosperando y mejorando.

¿Cuánto más deben esperar los bomberos de Toledo para tener un convenio actualizado, tras más 20 años de abandono? 

Este servicio siempre ha estado marcado por intereses personales y amiguismos. Consideramos que el gerente Ángel Galán Sánchez no ha tenido voluntad de mejorar el Consorcio, sino que ha gestionado el servicio de manera autoritaria, imponiendo un ambiente de miedo. Sus decisiones han estado guiadas por intereses propios, dejando en segundo plano tanto las necesidades de los ciudadanos como las de los propios bomberos. 

¿Cree la Sra. Concepción Cedillo que dirigir una institución desde un despacho es comparable a entrar en una casa en llamas? ¿Es legítimo comparar el trabajo de un bombero con el de un sanitario cuando los riesgos, formaciones, contextos y consecuencias no tienen nada que ver? 

Por desgracia, la señora Concepción Cedillo permanece en su despacho, alejada de la realidad diaria que viven los bomberos del Consorcio. No visita los parques, no conversa con sus profesionales, ni escucha a sus representantes sindicales. Esta falta de contacto directo le impide tener una visión real y completa de la situación que atraviesa el servicio y del malestar creciente dentro del colectivo.

¿Por qué TODOS los PARQUES de BOMBEROS de ESPAÑA están BAJO MÍNIMOS si se conoce públicamente esta situación desde hace años?

¿No es una forma de maltrato institucional exigir más con menos, sabiendo que la precariedad puede costar vidas?

Esta es una situación que no solo afecta al Consorcio de Toledo, sino que se repite en parques de bomberos de toda España. Llevamos años denunciando las mismas carencias: la falta de personal, que no solo sobrecarga a los equipos, sino que representa un riesgo real para nuestras vidas y para la seguridad ciudadana. La reciente tragedia de los dos compañeros fallecidos en Alcorcón durante un incendio es una muestra dolorosa de ello.

Los responsables políticos no comprenden la magnitud de esta realidad porque nunca se han subido a un camión ni han acudido a una intervención. Si alguna vez trabajaran codo a codo con nosotros, entenderían de primera mano la gravedad de la falta de efectivos y la exposición constante al peligro que sufrimos en cada salida. 

¿Qué pasaría si en una emergencia real se produjera en la casa de un político y el retén de los bomberos estuviera agotado tras 24 horas sin relevo?

Este escenario no es una exageración. Es una posibilidad real que enfrentamos a diario por la precariedad de recursos humanos en los parques de bomberos. Solo cuando se produce una tragedia o afecta de cerca a quienes ostentan el poder, parece despertarse cierta conciencia. Pero entonces, ya es tarde.

¿Cómo afecta psicológicamente al bombero saber que arriesga su vida por una administración que le trata como PRESCINDIBLE? ¿Dónde está la empatía política cuando permite que haya parques sin medios, sin plantilla y con material obsoleto?

Mucho. Más de lo que a veces puedo expresar. Soy bombero. Me entreno para salvar vidas, para entrar donde otros huyen, para responder cuando suena la alarma sin importar si es de día o de noche, llueva o truene. Pero cada vez que salgo a un servicio con un camión viejo, un equipo en mal estado o con una dotación mínima que apenas garantiza la intervención, me queda muy claro: para la administración, yo no valgo nada.

¿Tú sabes lo que es mirar a tu compañero a los ojos antes de entrar en una casa en llamas y pensar: si algo va mal, no tenemos ni personal ni medios suficientes para sacarnos de ahí?
No tenemos equipo SOS. No hay esos dos bomberos preparados exclusivamente para sacarnos si todo sale mal. Y eso no es heroísmo. Eso es miedo. Miedo real.

Y lo peor no es el fuego. Lo peor es saber que ese miedo se podría evitar si quienes nos gobiernan hicieran su trabajo.

Y sí, te afecta. Te quema por dentro. Te vas a casa después de una intervención dura y, en lugar de sentir orgullo, sientes rabia. Porque lo diste todo, como siempre, pero a cambio no hay reconocimiento, ni medios, ni respeto.

Te llaman “esencial”. Pero nos tratan como prescindibles.

¿Dónde está la empatía política?

No está. Porque si estuviera, no permitirían parques sin personal suficiente, no mirarían a otro lado sabiendo que hay trajes que no protegen, vehículos que no arrancan o compañeros que doblan turnos porque no hay relevo.

La empatía no se demuestra con una placa el Día del Patrón. Se demuestra con presupuestos dignos, plantillas completas y material que no ponga en riesgo nuestras vidas ni las de los ciudadanos.

¿No debería ser el servicio de bomberos una PRIORIDAD NACIONAL en lugar de un COLECTIVO SILENCIADO?

Lo somos todo cuando hay fuego, humo, accidentes o inundaciones. Pero cuando pedimos lo mínimo para trabajar con seguridad, nos vuelven invisibles.

El servicio de bomberos no es un lujo, ni un gasto. Es una garantía de vida, de protección, ante una catástrofe. Somos el último recurso cuando todo falla. Entonces sí, nos aplauden. Pero cuando exigimos lo justo: medios, plantilla, formación, salud laboral… nos ignoran, nos dilatan, nos silencian y nos dicen que trabajamos poco y vivimos muy bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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