
Un nuevo escándalo sacude el deporte europeo. El árbitro serbio de la Euroliga de baloncesto, Uros Nikolic, ha sido detenido en Belgrado tras un operativo policial que ha revelado indicios de su presunta vinculación con el clan de Vracar, una organización criminal de alto perfil con base en la capital serbia.
Durante el registro de su domicilio, los agentes encontraron 250.000 euros en efectivo, varios lingotes de oro y relojes de lujo, lo que ha disparado las alarmas sobre el posible papel de Nikolic como soporte financiero del grupo delictivo.
El clan de Vracar está considerado uno de los grupos más peligrosos y estructurados de la región balcánica, con ramificaciones en tráfico de drogas, blanqueo de capitales y corrupción institucional. La detención de Nikolic, de 39 años, ha generado un auténtico terremoto en el seno de la Euroliga, donde era una figura habitual en partidos de alto nivel, incluyendo encuentros del Real Madrid.
La investigación, liderada por la policía serbia y supervisada por la fiscalía especializada en crimen organizado, apunta a que Nikolic habría actuado como intermediario económico del clan, facilitando movimientos de dinero y ocultación de activos.
Desde la Euroliga aún no se ha emitido un comunicado oficial, pero fuentes cercanas al organismo aseguran que se está revisando su historial y posibles conexiones con otros implicados.
Este caso pone de relieve la infiltración del crimen organizado en estructuras deportivas, un fenómeno que preocupa cada vez más a las autoridades europeas.










