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Denuncian la falta de apoyo psicológico a los guardias civiles

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Más del 14% de las bajas médicas registradas en la Benemérita durante 2024 fueron por problemas de salud mental.

Desde JUCIL señalan el déficit de efectivos como uno de los principales agravantes de los problemas de salud mental

Con motivo del día mundial de la Salud Mental, JUCIL, la asociación mayoritaria de la Guardia Civil y con más representatividad en su Consejo, organizó esta semana una jornada clave en la Universidad de Salamanca (USAL) bajo el título “Prevención del suicidio en cuerpos de seguridad: cuidar a quienes protegen”, donde puso de manifiesto la grave falta de apoyo institucional y el amplio margen de mejora de los servicios psicológicos del Cuerpo. Además, la asociación alertó sobre la crítica situación, ya que un 14% de las bajas médicas registradas en la Guardia Civil durante 2024 se debieron a problemas de salud mental.

El evento, promovido por JUCIL en colaboración con la USAL y con el apoyo de los sindicatos JUPOL y CSIF, se celebró en la facultad de Derecho de la ciudad castellana y abordó la exposición a situaciones límite que hace a los efectivos policiales más vulnerables y propensos a sufrir enfermedades mentales, con el riesgo de un desenlace trágico.

Durante la jornada se subrayó que los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los profesionales de la salud son los dos grandes colectivos en España con tasas de suicidio significativamente superiores a la media de la población general. De hecho, la Guardia Civil se encuentra consistentemente a la cabeza de estas tasas. La incidencia ha llegado a rozar el promedio de un suicidio cada 26 días, una cifra que JUCIL considera como un problema de salud pública.

Esta alta tasa queda evidenciada al comparar los índices: el profesor Joaquín de Elena Peña, experto en riesgos psicosociales de la USAL, señaló que el índice de suicidios en la población general asciende al 0,0079%, mientras que en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y asciende al 0,015%, prácticamente el doble. Esta disparidad, unida a la facilidad de acceso a las armas, hace imprescindible una mejor atención psicológica en este colectivo.

De Elena centró su ponencia en el impacto del estrés crónico, destacando no solo el riesgo implícito de la profesión, sino la alta intensidad de las experiencias que viven a diario. Los agentes son testigos de escenas dantescas en accidentes, crímenes o violencia intrafamiliar (especialmente con mujeres y menores como víctimas), lo que puede llevarlos a tomar decisiones límite.

Las cifras sobre la salud mental en el Instituto Armado son alarmantes. En 2024, el número total de bajas médicas en la Guardia Civil ascendió a cerca de 12.000, de las cuales más de 1.800 se debieron a motivos psicológicos, superando el 14% del total. JUCIL tiene constancia de al menos diez suicidios desde el 1 de enero de 2025, un drama que se compara con los 13 totales de 2023 y 2024, y los 15 agentes que se quitaron la vida en 2022. Estos datos, nada desdeñables cuando se habla de vidas humanas, serían inconcebibles en las organizaciones privadas.

Por su parte, Alba Mateo, agente de la Benemérita y licenciada en Criminología, subrayó la vitalidad de la atención temprana y del abordaje preventivo con especialistas desde el inicio del servicio, para evitar un deterioro mental que derive en decisiones no deseadas.

Las intervenciones concluyeron con una mesa redonda sobre las necesidades preventivas en la organización policial, con la participación de Sonia Valverde (JUCIL), Laura González López (JUPOL) y David Velázquez (CSIF).

El debate puso de manifiesto, una vez más, que el servicio de apoyo psicológico de la Guardia Civil tiene un amplio margen de mejora en comparación con el de la Policía Nacional. Mientras la Policía Nacional aborda la salud mental de manera más integral y realizan análisis psicosociales de unidades enteras para buscar el origen de los problemas cuando varios agentes sufren patologías similares, la atención en la Benemérita se limita a un simple control de bajas, sin acompañamiento individual o terapia para evaluar la existencia de problemas sistémicos.

Esta disparidad se debe a la distinta dependencia administrativa pues mientras que en la Policía Nacional los temas de salud mental se gestionan desde Riesgos Laborales, en el Instituto Armado dependen de Sanidad y, por lo tanto, no se contemplan como un riesgo laboral.

Finalmente, Sonia Valverde señaló que uno de los mayores agravantes de las enfermedades mentales en la Guardia Civil es la sobrecarga laboral. El Cuerpo sufre un déficit de más de 17.000 plazas, cifra que se incrementará hasta más de 25.000 en los próximos años. Esta falta de efectivos obliga a los agentes a duplicar turnos sin descanso, provocando un alto nivel de «quemados» o burnout.

Ante el escaso apoyo psicológico institucional, Valverde destacó que JUCIL sigue protegiendo a quien protege y que es la única asociación que cuenta con un servicio de asistencia psicológica a disposición de sus socios que está dando resultados satisfactorios en el cuidado del bienestar físico y mental de sus miembros.

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