
Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, la isla es famosa por su paisaje volcánico, sus playas vírgenes, su arquitectura integrada en la naturaleza y su compromiso con el medio ambiente. Lejos de los estereotipos de turismo de masas, Lanzarote ofrece una experiencia auténtica, estética y profundamente conectada con su entorno.
Además, vivir o pasar una temporada en Lanzarote es hoy más fácil gracias a herramientas como Vendoencanarias, una plataforma donde residentes y recién llegados pueden encontrar desde electrodomésticos y muebles hasta coches y viviendas de segunda mano en toda Canarias. Pero antes de instalarte, vale la pena explorar lo que hace a Lanzarote tan especial.
1. El Parque Nacional de Timanfaya: fuego y lava
El corazón volcánico de Lanzarote es el Parque Nacional de Timanfaya, un paraje natural impresionante donde la tierra aún parece arder bajo los pies. El paisaje está formado por campos de lava, cráteres y colores rojizos y negros que parecen sacados de otro planeta. No en vano, muchas películas y documentales de ciencia ficción se han rodado aquí.
Una de las atracciones más conocidas del parque es el restaurante El Diablo, donde los alimentos se cocinan con el calor geotérmico del subsuelo. También es posible hacer una visita guiada en autobús o recorrer zonas a pie acompañados de personal autorizado.
Este espacio protegido representa uno de los mejores ejemplos del poder de la naturaleza y es, sin duda, el símbolo más icónico de Lanzarote.
2. César Manrique: arte en armonía con la naturaleza
Si hay un nombre ligado al alma de Lanzarote, es el de César Manrique, artista, arquitecto y ecologista nacido en Arrecife. Su visión integradora entre arte, naturaleza y desarrollo sostenible transformó la isla en un modelo único.
Gracias a su influencia, Lanzarote ha mantenido una arquitectura baja, blanca y respetuosa con el paisaje. Manrique diseñó espacios como los Jameos del Agua, el Mirador del Río, la Cueva de los Verdes y el Jardín de Cactus, donde se fusionan el arte, el entorno volcánico y la experiencia del visitante.
Visitar estos lugares no solo permite conocer el trabajo de un artista visionario, sino también comprender la identidad estética y filosófica de la isla.
3. Playas de ensueño
Aunque muchos asocian Lanzarote con paisajes áridos, la isla cuenta con algunas de las playas más hermosas del archipiélago. Entre las más destacadas están:
- Playa de Papagayo, en el sur: aguas turquesas, arena dorada y un entorno virgen protegido.
- Playa de Famara, en el norte: ideal para surfistas y amantes de los paisajes salvajes.
- Playa del Caletón Blanco, con su mezcla de arena blanca y lava negra.
- Playa de Las Cucharas, en Costa Teguise: perfecta para familias y deportes acuáticos.
La variedad de playas, junto con el clima primaveral durante todo el año, convierte a Lanzarote en un destino ideal para disfrutar del mar en cualquier estación.
4. La Geria: vinos en tierra volcánica
Uno de los paisajes más sorprendentes de la isla es La Geria, una zona vinícola única en el mundo donde las vides crecen en hoyos excavados en ceniza volcánica, protegidas por pequeños muros de piedra. Esta técnica, desarrollada para proteger las plantas del viento y aprovechar la humedad del rocío, da lugar a vinos con carácter, especialmente el blanco seco elaborado con uva Malvasía volcánica.
Visitar alguna bodega local y degustar sus vinos con vistas al paisaje lunar de La Geria es una experiencia imprescindible para cualquier visitante.
5. Pueblos con encanto y cultura local
Lanzarote conserva un fuerte sentido de identidad y cultura. Pueblos como Teguise, antigua capital de la isla, ofrecen calles empedradas, mercados artesanales y una rica historia colonial. Otros como Haría, rodeado de palmerales, o Yaiza, premiado por su cuidado estético, muestran la cara más tranquila y auténtica de la isla.










