Crece la controversia entorno al uso de pirotecnia en las fiestas patronales

0
Comparte ese artículo
En la Noche de San Juan y en la mayoría de las fiestas patronales que tienen lugar en nuestro país, el uso de la pirotecnia es una costumbre casi obligada. Sin embargo, lo cierto es que su uso cada vez cuenta con más detractores, habida cuenta de los múltiples riesgos que conlleva para la salud de las personas y la de nuestras mascotas, así como para los animales que viven en las calles y en los bosques.

Existe un colectivo especialmente vulnerable a ello: las personas mayores y quienes padecen demencia o diversidad funcional, cuya sensibilidad ante los ruidos fuertes es mucho mayor, provocando en ellos serios cuadros de ansiedad que puede llevarlos a padecer ataques incontrolados de pánico y múltiples trastornos para su salud.

Sin olvidar las frecuentes quemaduras, lesiones y amputaciones de extremidades que, por desgracia, también se producen cada año, y que muchas veces se podrían haber evitado con un poco más de responsabilidad por parte de todos, especialmente de los padres que permiten que sus hijos detonen barrenas que la ley prohíbe a personas menores de 18 años.

Respecto a los animales, estos tienen un oído realmente fino que, en ocasiones, como es el caso de los gatos, llega a quintuplicar el oído humano. Al escuchar el estruendo de los petardos y no entender el por qué, lo toman como una agresión, creen que van a morir. Esto desencadena en ellos numerosos trastornos de comportamiento que, en el peor de los casos, pueden derivar en un estado de pánico acompañado de vómitos, taquicardias, convulsiones e incluso parada cardíaca, que puede acabar con su vida.

Cabe mencionar el caso de las gatas lactantes que, en su afán por proteger a sus crías ante lo que interpreta como una amenaza de muerte —que creerá dolorosa—, en ocasiones ella misma acaba matando a toda la camada para que no sufran y tengan un final rápido, digno e indoloro, comenzando por su favorito —el primero en nacer—, hasta acabar con todos ellos.

Así pues, lo que a nosotros nos puede parecer un acto cruel y despiadado por parte de una madre, no es así, ya que lo que le impulsa a hacerlo es el instinto de protección y de amor hacia sus cachorros; algo que no sucede únicamente entre los felinos, sino que se trata de una conducta habitual en el reino animal.

A todo lo anterior hay que sumar la toxicidad presente en los petardos y cohetes. En su elaboración se mezclan elementos químicos, como el nitrato de potasio, nitrato de sodio, azufre y carbón. Se trata de sustancias que pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud si son inhaladas. Tras la combustión, se libera una lluvia de toxinas al suelo, el aire y el agua. Especial cuidado deben tener las personas alérgicas a determinadas sustancias o asmáticas, ya que en ese caso las consecuencias pueden revestir mayor gravedad y convertirse en un serio peligro para su vida.

Por otro lado, si llueve cuando estas sustancias aún permanecen en la atmósfera, el agua de lluvia las arrastrará y las depositará sobre el suelo; al filtrarse y ser reabsorbidas pueden llegar a contaminar los acuíferos destinados al consumo humano.

Por último, hay que tener presentes los numerosos daños materiales que provoca a menudo el uso incorrecto de petardos y cohetes: incendios en contenedores de basuras, papeleras y mobiliario urbano; pisos y casas calcinadas; quemaduras en aceras y asfalto; contaminación por los restos de petardos y de suciedad que quedan abandonados en las calles —con los que cualquier animal puede jugar y acabar por engullir, provocándole su envenenamiento; así como su efecto sobre las aves que sobrevuelen las cercanías: la contaminación acústica y lumínica las puede distraer y asustar, con lo que es frecuente encontrar pájaros heridos o muertos como consecuencia de haberse estrellado contra algún obstáculo o de un ataque al corazón en pleno vuelo.

Y junto a todo ello, los acostumbrados incendios forestales, donde gran cantidad de flora y fauna acaba perdiendo la vida, como es el caso de los polluelos que, incapaces de volar, esperan a sus progenitores en nidos que poco después engullirá el fuego.

Por todo lo anterior la Unión Europea se está planteando el establecimiento de una legislación más estricta que regule el empleo y el acceso a los petardos y fuegos artificiales.

En Escocia, por ejemplo, el Grupo de Revisión de Fuegos Artificiales que ha creado el gobierno ha presentado al parlamento escocés algunas recomendaciones que, tanto la British Veterinary Association, como la mayoría de los ciudadanos del país, han aplaudido.

Las medidas van desde fijar una franja horaria para la venta de petardos, hasta establecer los días y las horas en las que se permita su detonación; introducir áreas libres de petardos; y hacer que sea delito la compra de pirotecnia vetada a menores de 18 años. Además de todo ello, se está estudiando reducir el nivel máximo de ruido permitido.

Alemania hace años que comenzó a delimitar las zonas libres de petardos y cohetes para salvaguardar la salud de ciudadanos y animales; una iniciativa que ha ido en aumento y cada vez son más los espacios urbanos en los que está prohibido su uso. Muchas tiendas del país, concienciadas de los múltiples riesgos que conlleva, han dejado de vender material pirotécnico con el fin de conseguir un aire más limpio para todos sus habitantes.

En Letonia lo que se está estudiando no es la modificación del uso y acceso a la pirotecnia, sino la prohibición de utilizarla en todo el país. Como era de esperar la Cámara de Comercio e Industria de Letonia y la Asociación Independiente de Profesionales de a Pirotecnia se han opuesto diametralmente a que puedan llevarse a cabo estas medidas.

En España pueblos como Corbera de Llobregat y Vallirana han tomado la decisión de prohibir la pirotecnia en sus municipios, medida que ha sido aplaudida por una nutrida parte de su población y por los dueños de mascotas.

La cruz de la moneda la ostentan municipios como Montornès del Vallès, Barcelona, donde se está barajando la posibilidad de detonar el castillo de fuegos artificiales de su fiesta mayor, a mediados de septiembre, desde el interior de una colonia de gatos controlada.

Para evitar que esta barbarie se lleve a cabo, la protectora de animales Amics per sempre ha creado una petición de firmas en change.org, donde en pocos días han conseguido que cerca de 2.500 personas, muchas de ellas vecinos del municipio, se sumen a la iniciativa. Parafraseando a Marc Bekoff: “Los animales no son propiedades o cosas, sino organismos vivientes, sujetos de una vida, que merecen nuestra compasión, respeto, amistad y apoyo” Tomemos como ejemplo sus sabias palabras y hagámoslo posible.

Para quien desee acompañar la lectura de este articulo con la música que sonaba de fondo mientras lo escribía, os dejo a continuación el enlace: Mägo de Oz- Fiesta pagana 2.0 (Videoclip oficial) – YouTube

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí