Luis Roldán pasó de ser el primer civil en dirigir la Guardia Civil a convertirse en protagonista de uno de los mayores escándalos de corrupción en España. Su historia es un relato de ambición, fraude y una huida digna de una novela de espionaje.
Ascenso y corrupción
Roldán inició su carrera política en el PSOE y, en 1986, fue nombrado director general de la Guardia Civil. Durante su gestión, logró reconocimiento por su lucha contra el terrorismo, pero al mismo tiempo tejía una red de corrupción, apropiándose de fondos públicos y recibiendo comisiones ilegales de constructoras. Se estima que llegó a desviar 1.700 millones de pesetas.
La fuga y la persecución internacional
En 1993, las irregularidades en su patrimonio salieron a la luz y, ante la inminente acción judicial, huyó del país en 1994. La Guardia Civil y la Interpol iniciaron una intensa búsqueda, pero Roldán logró desaparecer durante 11 meses, con la ayuda de un espía español que lo engañó y se quedó con parte del dinero.
Finalmente, en febrero de 1995, Roldán fue capturado en Bangkok y extraditado a España. Aunque inicialmente se informó que había sido detenido en Laos, más tarde se descubrió que la operación fue una farsa orquestada por Paesa.
Juicio y condena
En 1998, Roldán fue condenado a 28 años de prisión por malversación, cohecho y fraude fiscal. Su pena fue posteriormente aumentada a 31 años, aunque solo cumplió 15 años de cárcel, siendo liberado en 2010.
El Caso Roldán sigue siendo un referente de corrupción en España, recordando cómo el abuso de poder puede llevar a la caída de quienes parecían intocables.