Anónimas y heroínas. Miguel Jarque (Ex-G.E.O) relata una historia real de dos jóvenes para h50.es

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Sábado 3 de septiembre del 2021, 10:00 horas. Clavo la sombrilla en primera línea de playa y espero a que bajé Amelia, mi mujer, para disfrutar del día en la arena de Bellreguard.

Junto a la izquierda de nuestro lugar pasan la mañana otras dos señoras con niños que inician la construcción de castillos de arena, justo dónde rompen las pequeñas olas. Una de las señoras percibe algo en el mar, porque hace señales alarmada para que vuelva su compañero que iba a darse un baño. Obediente y rápido el hombre regresa junto a ellas. Miro hacía donde señala la mujer, a unos 80 metros mar adentro, entre las olas, se distingue un bulto semiflotando.

Cuerpo flotando

El bulto podría ser un cuerpo, me lo confirma esta suposición cuando percibo a otras dos chicas que venían de la parte derecha corriendo para adentrarse en el agua hacia el lugar señalado. Sin dudarlo corro también hacia el bulto.

¿Será o no será…? No hay tiempo para pensar, solo actuar. Llegamos cuatro personas al lugar, giramos el bulto y aparece la facción de un hombre mayor. De inmediato procuramos mantener su cara fuera del agua. La profundidad no sería superior a 1,60 m. Presentaba una cara inerte, sin expresión, quizás sería porque los ojos los tenía cerrados. En un par de minutos entre cuatro personas conseguimos llevarlo a la orilla. En ese trayecto las chicas gritan “¡está vivo, está vivo, todavía vive!” El esfuerzo de sacar al hombre a la orilla nos deja casi agotados, y eso que la flotabilidad del agua cooperó lo suyo; sería por el nerviosismo y la impaciencia por llevarlo a la orilla.

¡Está vivo!
La afirmación de la chica: ¡está vivo!, hizo que nos apresuremos al máximo. La joven morena de unos 30 años, vestía un bikini negro y camisa también negra, expresó de inmediato: “precisa el RCP sí o sí”. Sin dudarlo colocó con precisión la parte trasera de su mano izquierda sobre el centro del pecho del hombre, su mano derecha sobre su izquierda e inició el masaje cardíaco. La chica demuestra que sabía. Después de aproximadamente 30 de estos masajes cardíacos, puso sus manos sobre los labios del moribundo; sin dudarlo sopló fuerte una vez seguida de otra vez. Nadie se acordó de la Covid; la chica tampoco y volvió a empezar con los masajes cardiacos… Compruebo que la gente hace llamadas por teléfono y me confirman que están llamando al 112

Empeño
La chica morena sigue empeñada en salvar al aparente moribundo. Está decidida a conseguirlo. Procuro no importunar su apasionado destreza dejándole el espacio suficiente. Intento tomar el pulso por varias partes el cuerpo del hombre y no lo encuentro por ningún sitio. Con cada masaje que da la joven veo que el vientre suena y se nota inundado de líquido.

Me planteo que los gritos de ¡vive vive!, han sido producto de ilusión de hacer algo porque viva. Ahora otra chica, con bikini blanco que vino corriendo, desplaza a la de negro, la sustituye y sigue practicándole la respiración asistida, pero el cuerpo del hombre no reacciona.

Llega más y más gente, los componentes de la Cruz Roja que inician su jornada y toman el relevo a las chicas, policía local, guardia civil y bastante más tarde la ambulancia. Se despeja a los curiosos, y se acordona el lugar con sombrillas de la Cruz roja, se continúa con la reanimación. Una señora mayor, afectada y sentada en una silla, esperaba a la sombra del paseo marítimo, estaba asistida por dos chicas de la Cruz Roja. Dos horas después llega a la comisión judicial para el levantamiento del cadáver.

Trágica noticia

Un par de días después leo la noticia en el periódico digital del levante: Hallan muerto en la playa de Bellreguard al alcoyano de 75 años que recogía medusas. Salvador Á. R., muy conocido en la playa de Bellreguard como “el medusero”, fue hallado a primera hora de la mañana de ayer flotando boca a bajo en una zona de corrientes, dentro del agua y, pese a los esfuerzos realizados por agentes de la policía, Cruz Roja y sanitarios todo resultó en vano…”

Yo me quedo con el gesto de las dos chicas anónimas, sin notoriedad pero con gran firmeza, lucharon apasionadamente para intentar salvar una vida. Anónimas y heroínas.

(*) Miguel Jarque para h 50 Digital Policial. Jarque en miembro de la Policía Nacional (jubilado) y autor del libro “Supervivencias de un GEO”

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