Análisis psicológico de Rocío Carrasco basado en la serie documental de Telecinco

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Me limitaré a la vertiente psicológica. De todos modos el fanatismo de las redes con juzgar héroe o villano a quien les parezca y sin escuchar versiones es medieval. Como si la gente fuera dueña de la vida de una mujer que quiere contar otra versión de la historia porque es su derecho y decisión. Todos definen lo que ella siente cuando ella, solamente ella, lo vive.

Su sufrimiento era verdadero, sus gestos que cambiaban en función de la ansiedad que le provocaba el recuerdo de hechos. Fruto del pasado desarrolló un trastorno de ansiedad y depresión, diagnosticada profesionalmente. La hiperventilación típica de las crisis de ansiedad o ataques de pánico. Ver en redes insultos e insultos ya vividos en el pasado en virtud de una única versión de la historia. Son lapidarios y fruto de los mismos dicen se lapida, al contrario.

Las redes sociales no son jueces para dirimir culpabilidad o inocencia. A quienes dicen “nunca quiso ver de nuevo a sus hijos y es mala madre” yo os explicaré el intento, pero paralización a nivel mental que produce el no saber si el acercamiento será fructífero y amoroso. Se teme si no lo es se sume un sufrimiento mayor insoportable e invalidante que magnifique una depresión ya existente.

Cada progenitor sufre y siente a su manera con más grado de resiliencia o resistencia a la frustración variable. Todo ello en función personalidad y sensibilidad. El llanto de Rocío y su desgarro emocional no es fingido. Así como jamás creí a Juana Rivas a Rocío si la creo. La carencia afectiva de sus hijos es acrecentada con la carencia de sus padres. Los conflictos madre e hija con episodios rebeldía y agresividad pueden usarse en aras de una supuesta alienación parental y demonizar la figura de la madre.

Cuándo habla de sus inicios de noviazgo sonríe con ilusión, pero posteriormente enmudece al rememorar hechos posteriores que ella vivió y sintió. Habla con cariño de su enano David pero duda de los sentimientos de su hija, de si la quiere o no.

El episodio de intento suicidio es una asfixia emocional, un no poder más y debe empatizarse con ello. Causa asombro la escasez de fe en recuperar a sus hijos. No hubo pasado pero puede haber presente. No debe contentarse con decir tiene otra vida que la constituyen su marido y su suegra porque siempre debe existir una puerta abierta.

Ha sido positivo contar al mundo que tanto la cuestionó ese dolor profundo lleva dentro. Para ella Fidel en ambas pérdidas, la muerte en vida de sus hijos, estuvo ahí y también apoyándola ante el inmenso dolor de la desaparición de su madre, qué tanto la quería. Hay que expresar y sacar a la luz lo que hiere y duele. Por supuesto, todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia y a que ninguno se le tiren piedras pero yo creí tu angustia de años, Rocío.

Autora: Pilar Enjamio Furelos | Psicóloga, escritora y colaboradora con distintos medios de comunicación.

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